En la literatura técnica y en el lenguaje coloquial, encontramos muchas expresiones para referirse a intervenciones en una situación de conflicto, tales como resolución de conflictos, management de conflictos, regulación de conflictos.
Además, podemos encontrar términos como.
– control de los conflictos y dominio de conflictos,
– regulación de conflictos, superación de conflictos, canalización de conflictos;
– reducción de conflictos, supresión de conflictos, evasión de conflictos;
– sustitución de conflictos, reemplazo de conflictos, desplazamiento de conflictos.
El término que engloba cualquier tipo de intervención es gestión de conflictos que también se puede traducir como tratamiento o abordaje de conflictos.
Esta palabra denota todos los esfuerzos posibles para influir en los conflictos. Es neutral y no dice en absoluto si las partes sólo aceptan el conflicto a través de las intervenciones o si sólo quieren mantener las consecuencias posteriores bajo control, si también han resuelto los problemas de raíz, etc.
La gestion de conflictos sólo se refiere a que un sujeto se vuelve activo: una parte involucrada en el conflicto, varias partes, una parte interesada, un tercero neutral, etc.
Además, distinguimos entre
– Gestión preventiva de conflictos y
– Gestión curativa de conflictos
La gestión preventiva de conflictos tiene como objetivo evitar el estallido o la escalada de un conflicto mediante la adopción de medidas oportunas.
La gestión curativa de los conflictos comienza cuando un conflicto ya ha estallado o se han producido daños.
Distinguimos los términos más comunes para la gestión preventiva y curativa de los conflictos, según se dirijan a los siguientes aspectos de un conflicto:
1. Influir en el potencial de conflicto existente:
2. Influir en el proceso de conflicto
3. Influir en las consecuencias del conflicto
Puede ser debido a factores personales de las partes que una tensión se convierta en un conflicto: la estructura del carácter, ciertos hábitos de comportamiento, opiniones, intenciones, etc.
Puede deberse a factores fácticos: una estructura organizativa inadecuada, una delimitación inadecuada de las funciones, un problema de organización de los procesos, una distribución de los recursos, etc.
Estos factores pueden favorecer, promover o incluso provocar conflictos entre los actores de una red recíproca.
La intervención puede dirigirse principalmente a estos factores de potencial conflictivo.
A través de las acciones y las contramedidas, surge una cadena de comportamientos verbales o no verbales. El proceso de conflicto está determinado por mecanismos que conducen a distorsiones en el pensamiento, la imaginación y la percepción. El proceso de conflicto está determinado por mecanismos que conducen a distorsiones en el pensamiento y la imaginación de las partes y en su capacidad de percepción; otros mecanismos aumentan la desconfianza mutua o se produce una radicalización de la voluntad. Todo esto conduce a cadenas y enredos en el proceso de conflicto. Las intervenciones pueden centrarse en los factores del proceso de conflicto.
El proceso de conflicto ha tenido consecuencias fácticas o personales: Alguien se siente insultado o marginado, el volumen de negocio ha bajado como consecuencia del conflicto, o se han producido daños materiales concretos en el transcurso de la lucha, o se han violado los derechos humanos.
Estos efectos pueden ser intencionados o no.
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Sin embargo, John Paul Lederach iba más allá de la gestión o resolución de conflictos y concibió el término y enfoque de la transformación de conflictos. Veamos qué significa esto.
Glas, Friedrich. 2013. Konfliktmanagement. Haupt. S. 20-23