Vamos a echar un vistazo a los procesos de aprendizaje y del desarrollo de personas y grupos.
Para ello, recordemos los niveles de análisis desde la psicología social:
Con este ejercicio, exploraremos nuestros procesos intra psíquicos.
Para ello usaremos el modelo de los niveles lógicos para comprender nuestros propios procesos de transformación y poder situarlos en un marco más amplio de la transformación de conflictos.
El “modelo de niveles lógicos” es un modelo explicativo de los procesos de cambio. El modelo de niveles lógicos fue desarrollado por Robert Dilts, uno de los cofundadores de la PNL (Programación Neurolingüística).
Los niveles lógicos de Dilts se basan en la idea de que la dinámica del cambio en las personas, los equipos y las organizaciones en su conjunto se caracteriza por seis niveles que se apoyan unos en otros.
Como Dilts usó la imagen de una pirámide, los niveles lógicos también se conocen como la “pirámide de Dilts” o la “pirámide de la PNL”.
Dilts desarrolló su modelo de niveles lógicos en la década de 1980 basándose en la teoría del aprendizaje del antropólogo Gregory Bateson.
Según Bateson, las experiencias de aprendizaje dependen siempre del contexto y pueden representarse como un proceso de aprendizaje jerárquico en cuatro niveles.
Los niveles lógicos de Dilts han pasado por varias adaptaciones después de su primera publicación. Así, el modelo de Dilts es hoy un importante enfoque explicativo para el diseño positivo del cambio en los sistemas sociales y las organizaciones.
El modelo lógico parte del supuesto que la personalidad está construida en niveles o capas. Esto se puede visualizar muy bien con el corte de un árbol: los anillos de los años se corresponden a las capas de la personalidad. Adentro el núcleo, afuera la corteza del entorno.
Cada nivel del modelo le corresponde a un ámbito determinado de la personalidad:
Cada nivel tiene partes de las cuales una persona está consciente y otras de las cuales todavía no ha tomado conciencia. A través de preguntas dirigidas podemos introducir claridad en cada nivel. Así aprendemos rápidamente a conocernos mejor.
Un efecto colateral positivo: el modelo y sus preguntas nos ayudan a comprender por qué otras personas muchas veces se comportan totalmente diferente a como lo hago yo misma. Por ende, también son una base importante para construir instrumentos de (auto) monitoreo y (auto) evaluación y de comprensión de posibles orígenes de un conflicto.
Lea lo que significa cada nivel.
Haga la reflexión personal comenzando desde su entorno hasta llegar a su visión del mundo.
Siga la consecuencia porque tiene su lógica.
Para ello, puede usar la tabla adjunta para documentar sus reflexiones.
Reflexión sobre mi visión del mundo y la visión del mundo de las y los demás
Es el ámbito que nos rodea y en el cual nos movemos.
Con todo lo que hacemos y expresamos a través de nuestro lenguaje corporal, nos ponemos en contacto con nuestro entorno y por ende también con otras personas.
Solamente puedo mostrar un comportamiento si también tengo las competencias para ello, es decir, el conocimiento, las habilidades y la actitud. Por ejemplo, saber dar retroalimentación con aprecio, saber hablar inglés, saber yoga, saber y querer abordar un conflicto de manera constructiva o saber instalar un biodigestor y querer usarlo.
El ámbito de las competencias integra:
Si tengo el deseo de aprender una nueva competencia, por ejemplo, aprender yoga, entonces puedo describir el objetivo en el nivel de comportamientos:
“Hasta el 15 de febrero logro hacer la postura del Lotus.”
De esta manera el objetivo se vuelve medible y el éxito visible. O quiero aprender a retro alimentar con connotación positiva y me propongo de usar la técnica básica una vez al día durante 21 días seguidos.
Es un ámbito clave de nuestra personalidad.
Aquí todo lo que existe en el mundo recibe un significado y un valor especial.
¿Qué hay que hacer y qué es lo que no se debe hacer?
En el sistema de valores están representados todos nuestros modos de ver, opiniones, posiciones, convicciones, creencias, valores, normas y actitudes.
En este nivel se evalúa todo lo que encontramos en el mundo (si es bueno, útil, importante, etc. o no). Aquí retratamos al mundo de acuerdo a nuestros criterios individuales. Por eso también se le llama a este nivel el “mapa interno”.
Está influido por los sistemas de valores de nuestra familia de origen, de la escuela, de la creencia religiosa, de la convicción política, de la sociedad, del momento histórico que vivimos.
Aquí se encuentra el núcleo de la personalidad, el “yo” en sí.
Este ámbito contiene todas las añoranzas, los deseos, las metas y los planes para la vida que tenemos por delante.
Es típico para la identidad que los valores se organizan de manera jerárquica: hay valores más importantes y menos importantes.
En el nivel de la identidad, la reflexión y la toma de conciencia son posibles. Aquí se toman las decisiones para los futuros proyectos.
Este nivel va más allá del “Yo”.
Denomina el marco espiritual mayor en el cual nos movemos.
En lugar de los anillos del árbol o de la pirámide de Dilt, podemos usar la imagen del iceberg que nos ayuda un poco mejor a diferenciar lo visible de lo invisible.
Ahora vamos con el tercer paso.
Cuando queremos abordar, resolver o gestionar un conflicto, muchas veces nos quedamos en la parte visible de la pirámide:
Con algunos métodos que ya conocen o que vamos a ir explorando, como la Comunicación No Violenta o la Cebolla de los Intereses, llegamos hasta el nivel de las necesidades que están muy vinculados a nuestro sistema de valores.
A veces sólo practicamos el esnórquel o buceo de superficie, observamos las actitudes, los intereses y posibles motivaciones.
Quienes ya tenemos un certificado de buceo, sabemos que podemos y necesitamos explorar más a fondo.
Muy pocas veces nos vamos a explorar y cuestionar nuestra propia identidad y aún menos nuestra propia visión del mundo.
Cuando resolvemos conflictos, generalmente nos quedamos en los niveles más visibles o en los niveles más próximos de la superficie. Y esto, especialmente en momentos de crisis es importante porque se trata de prevenir o reducir expresiones de violencia directa.
Si queremos transformar conflictos de manera sostenible, necesitamos bucear en las profundidades del mar.
A lo largo del proceso de diagnóstico del conflicto vamos a ir nadando en la superficie y vamos a bucear en diferentes niveles de profundidad. Es un proceso dinámico. A veces necesitamos volver a ver qué pasa en la superficie para luego seguir buceando con nuevas perspectivas.
La visión del mundo también influye en como diagnosticamos el conflicto, en los enfoques, perspectivas, métodos y herramientas que utilizaremos; pero, sobre todo determinará nuestra actitud.
Por ello, vamos profundizar un poco más en lo que entendemos por visión del mundo y cómo podemos clasificar los tipos de visiones del mundo.