Introducción
Módulo 1: Fundamentos de la Transformación de Conflictos
Módulo 2: Comprendiendo el conflicto I - Bases y Enfoques
Módulo 3: Comprendiendo el conflicto II - Herramientas
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¿Qué es la violencia?

¿Qué es la violencia?

La violencia, en cualquiera de sus formas, es un acto de destrucción.

Para nuestros fines, definimos la violencia de la siguiente manera:

“La violencia es cualquier acto -físico, psicológico, verbal o estructural- que intencional o accidentalmente resulta en un daño a uno(a) mismo(a); a otro ser vivo, al medio ambiente o a la propiedad propia o ajena.

La violencia es siempre destructiva y representa el acto final de una serie de desarrollos conflictivos con el individuo o la institución que la comete”.

Aunque algunos científicos siguen sosteniendo que la violencia forma parte de la naturaleza humana, la mayoría coincide en que tal afirmación es científicamente falsa.

Hace más de tres décadas, la Declaración de Sevilla sobre la Violencia (1986), adoptada por la UNESCO, llegó a las siguientes conclusiones sobre la violencia humana:

  • La violencia humana es diferente de la violencia animal
  • La violencia no es genética
  • La evolución no ha seleccionado un comportamiento más agresivo
  • Los humanos no tienen un “cerebro violento”.
  • La guerra no es instintiva

A continuación, las consideraciones de la Declaración de Sevilla sobre la Violencia:

La violencia humana es diferente de la violencia animal

“Aunque las peleas están muy extendidas entre las especies animales, sólo se han registrado unos pocos casos de peleas destructivas intra-especie (dentro de la misma especie) entre grupos organizados a nivel de especies que viven en la naturaleza, y ninguno de ellos implica el uso de herramientas diseñadas para ser armas. La alimentación depredadora normal de otras especies no puede equipararse a la violencia intra-especie. La guerra es un fenómeno peculiarmente humano y no se da en otros animales”.

La violencia no es genética

“(Ni) la guerra (n)i cualquier otro comportamiento violento está programado genéticamente en nuestra naturaleza humana… Salvo raras patologías, los genes no producen individuos necesariamente predispuestos a la violencia. Tampoco determinan lo contrario. Aunque los genes participan en el establecimiento de nuestras capacidades de comportamiento, no especifican por sí mismos el resultado.”

La evolución no ha seleccionado un comportamiento más agresivo

“En todas las especies bien estudiadas, el estatus dentro del grupo se consigue por la capacidad de cooperar y cumplir funciones sociales relevantes para la estructura de ese grupo. La “dominación” implica vínculos y afiliaciones sociales; no es simplemente una cuestión de posesión y uso de un poder físico superior, aunque sí implica comportamientos agresivos. En los casos en que se ha instituido artificialmente la selección genética para el comportamiento agresivo en los animales, se ha logrado rápidamente producir individuos hiperagresivos… que (cuando) están presentes en un grupo social,… perturban su estructura social o son expulsados”.

Los humanos no tienen un “cerebro violento

“Aunque tenemos el aparato neural para actuar con violencia, no se activa automáticamente por estímulos internos o externos. Al igual que los primates superiores y a diferencia de otros animales, nuestros procesos neuronales superiores filtran los estímulos antes de poder actuar. La forma en que actuamos está moldeada por la forma en que hemos sido

La guerra no es una cuestión de instinto

“La guerra moderna implica el uso institucional de características personales como la obediencia, la sugestión y el idealismo, habilidades sociales como el lenguaje y consideraciones racionales como el cálculo de costes, la planificación y el procesamiento de la información”.

Los científicos de todo el mundo están de acuerdo

“(Los científicos internacionales han llegado a la conclusión de que) la biología no condena a la humanidad a la guerra, y de que la humanidad puede liberarse de la esclavitud del pesimismo biológico y ser capaz de emprender con confianza las tareas transformadoras necesarias (para establecer la paz). Aunque estas tareas son principalmente institucionales y colectivas, también dependen de la conciencia de las y los participantes individuales, para quienes el pesimismo y el optimismo son factores cruciales. Al igual que “las guerras comienzan en la mente de los seres humanos”, la paz también comienza en nuestras mentes. La misma especie que inventó la guerra es capaz de inventar la paz. La responsabilidad recae en cada uno/una de nosotros(as)”.

Visión del mundo y violencia

Entonces, si la violencia no es biológica y, sin embargo, es una realidad omnipresente en nuestro mundo, ¿de dónde surge?

La violencia, como la mayoría de los comportamientos humanos, comienza en nuestros pensamientos y, si no se detiene, se expresa de forma gradual o abrupta en nuestras emociones, nuestras palabras y/o nuestras acciones. Dado que la violencia comienza en nuestra mente, su aparición está fuertemente influenciada por la visión del mundo que tenemos. Hay ciertas ideologías muy extendidas que, por su propia naturaleza, promueven y aprueban la violencia. Estos principios ideológicos, comunes a la forma de pensar de muchas personas, no suelen tener ninguna base científica o empírica.

He aquí una lista de ideas que conducen a la violencia:

  • La idea de que “la fuerza da el derecho”;
    • La idea de que los hombres son superiores o más importantes que las mujeres;
    • La idea de que algunas personas son creadas “malvadas”;
    • La idea de que el propósito de la justicia es castigar;
    • La idea de que los derechos y libertades individuales tienen prioridad sobre los de la sociedad;
    • La idea de que el bienestar de la sociedad puede defenderse a costa de los derechos y libertades individuales;
    • La idea de que los valores humanos, las normas morales y los principios éticos son todos relativos y que no existe un código ético que pueda aplicarse universalmente;
    • La idea de que la diversidad humana engendra violencia;
    • La idea de que el mejor antídoto contra la violencia es la violencia;
    • La idea de que el poder y la fuerza crean seguridad y garantizan la supervivencia;
    • La idea de que la competencia es esencial para el éxito;

De hecho, cada una de estas ideas ha sido y es regularmente la causa originaria y la justificación de actos violentos.

Siempre hay una conmoción y un dolor importantes cuando una sociedad sufre una crisis importante. Esta conmoción y este dolor son especialmente agudos y difíciles cuando la crisis es violenta, y más aún cuando la violencia se debe a acciones humanas y no a causas naturales como terremotos o inundaciones.

La violencia humana nos afecta más profundamente porque reconocemos que es el producto del libre albedrío, más que el resultado del clima u otras fuerzas sobre las que no tenemos control directo.

Las sociedades que han experimentado la violencia humana suelen estar dispuestas a reflexionar sobre su visión del mundo y a evaluar sus supuestos sobre la realidad, la naturaleza humana y el propósito de la vida. Una sociedad así tiene una excelente oportunidad para trazar un futuro nuevo y diferente para sí misma, y su éxito depende en gran medida de la manera en que sus padres y profesores ayuden a la generación más joven a desarrollar visiones del mundo que conduzcan a la creación de una civilización de paz duradera. En la medida en que una sociedad tiene éxito en este sentido, cambia el curso de su historia de la violencia a la paz.

Recuerden las visiones del mundo que vimos en el Módulo 2:

Fuente: Danesh, H.B.; Clarke-Habibi Sara. 2007. Education for Peace Curriculum Manual: a conceptual and practical guide. International Education for Peace Institute. United States/United Kingdom. Páginas 92-94.