Introducción
Módulo 1: Fundamentos de la Transformación de Conflictos
Módulo 2: Comprendiendo el conflicto I - Bases y Enfoques
Módulo 3: Comprendiendo el conflicto II - Herramientas
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Racionalidad y emociones

Cuando realizamos análisis y diagnósticos, generalmente nos enfocamos en datos, hechos, información cuantitativa, evidencia.

Pero todo análisis, toda reflexión en sí genera emociones e incide e las interacciones, así como los propios conflictos están cargados de emociones.

Para estar mejor preparados(as) como facilitadores(as) de procesos de análisis y diagnóstico de conflictos, vamos a profundizar sobre las emociones en general y, por supuesto, su rol en las dinámicas de un conflicto, así como en el proceso de transformación del mismo.

Racionalidad y emoción: dos caras de la misma moneda

Chip y Dan Heath crean la impresionante imagen del jinete y su elefante en su libro “Switch”. Daring Change and Winning Through It” (2011).

Ellos utilizan la imagen del jinete como metáfora de la razón y la del elefante como metáfora de la emoción para mostrar las posibilidades de acción.

Tienen tres tesis, como ellos dicen “sorpresas”, que amplían nuestra perspectiva:

  • El autocontrol es un recurso que se agota
  • Lo que en los procesos de cambio parece como pereza suele ser agotamiento
  • Lo que parece resistencia al cambio es a menudo falta de claridad

En la versión corta, esto significa:

  • El jinete necesita dirección, claridad e instrucciones claras.
  • El elefante necesita motivación, hay que tratar su lado emocional.
  • Y hay que allanar y señalar el camino (preparar y aclarar la situación y el entorno).

Por favor, vean este breve video (2 min) que explica de manera muy visual y clara la metáfora del jinete y el elefante.

Esta imagen lo ilustra muy bien: los dos sólo existen en un paquete doble.

El jinete representa la razón y quiere pensar.

El elefante representa la emoción, quiere sentir y… dirige.

Ambos trabajan en nosotros en paralelo y simultáneamente.

Gerald Hüther dice: “El cerebro no sólo está conectado a la cabeza a través del cuello, sino que cerebro y cuerpo forman una unidad funcional inseparable” (Storch/Cantienei/Hüther/Tchader 2010, p.75).

Y continúa escribiendo: ” (…) el pensamiento debe considerarse inseparablemente unido al sentimiento” (p. 76).

Científicamente, esto -la unidad funcional entre el pensamiento y el sentimiento- se considera ahora un hecho, seamos conscientes de ello o no, lo aceptemos o no. En la práctica, esto significa en todos los casos: Cuando queremos poner a bordo y acompañar a las personas, necesitamos un plan comprensible que acoja a la gente en su pensar, y una historia que toque emocionalmente y se dirija a la gente en su vivencia, su experiencia.

La imagen también es muy vívida para nosotros(as) porque vemos lo pequeño que es el jinete en comparación con el elefante. Muchas personas apenas se fijan en el elefante, se fijan en el jinete y quieren verlo como el conductor. Cuando el jinete quiere dirigir al elefante en una dirección que no quiere ir, sólo lo consigue durante un corto tiempo. Después, está agotado y experimenta estrés. Por lo tanto, es importante ver al elefante como un aliado, para llevarlo en el viaje.  Cuando el jinete y el elefante están de acuerdo, forman un equipo fuerte.

Aplicado al proceso de cambio, esto significa que tenemos que dar espacio al elefante – es decir, a las emociones, a lo inconsciente, a lo lo involuntario-, llevarlo con nosotros(as). El elefante ocupa el asiento del conductor, es quien tiene la sartén por el mango, la visión racional no es suficiente para que la gente se mueva. Cuando el jinete y el elefante están de acuerdo, forman un equipo fuerte.

A veces hay que tomar medidas inusuales para convencer al elefante de que tome una determinada dirección, porque las emociones y los sentimientos quieren ser sentidos, no hablados, discutidos ni analizados. Las emociones necesitan espacio, lugar y tiempo para ser sentidas y procesadas. Aquí ayudan la imaginación, la creatividad y, sobre todo, la voluntad propia de sentir. Al igual que en el teatro, donde también queremos “dejarnos llevar”, los animadores tenemos que pensar en términos de dramaturgías, puestas en escena y producciones para dirigirnos a la gente a nivel emocional.

Fuente: Beutelschmidt, Karin et al. 2013 Facilitating Change. Beltz. P. 97-98