En el mundo globalizado, nos encontramos con personas de diferentes contextos culturales. Esto puede generar conflictos al mal interpretar ciertas reacciones y/o necesita ser tomado en cuenta al abordar un conflicto.
También dentro de un mismo país, nos podemos encontrar con culturas y sub-culturas muy diferentes.
Por ejemplo, en Etiopía hay más de 90 grupos étnicos que hablan 80 lenguas diferentes. En Nicaragua también hay diferentes grupos étnicos o socio-lingüísticos.
Luego existen sub-culturas, por ejemplo, jóvenes rurales y jóvenes urbanos, los jóvenes de una pandilla de un barrio marginal y jóvenes universitarios de clase media.
Como facilitador(es) de transformación de conflicto necesitamos entrenar y desarrollar también nuestro músculo intercultural. Esto incluye también estar conscientes de cómo las características culturales pueden influir las reacciones y el grado de control de las emociones. Vean el modelo de las emociones según Scherer en el tema anterior.
Ahora trate de cambiar su perspectiva. Si en su trabajo diario o en su vida privada se encuentra con frecuencia con personas de un determinado grupo cultural, hágase las siguientes preguntas.
Si vuelve a encontrarse con esta persona en el futuro, piense en cómo puede preguntarle sobre sus suposiciones para conocer su propia perspectiva en relación a la siguiente pregunta.
Por un lado, esta tarea evoca reflexiones y un cambio de perspectiva sobre el tema específico del “sentimiento”, por otro lado, la tarea enlaza con el trabajo sobre la propia competencia intercultural en la vida cotidiana.
Además, en los métodos de análisis e intervención, es importante desarrollar las propias técnicas de conversación, necesarias para entablar una conversación con una persona sobre sus sentimientos (posiblemente incluso específicos de la cultura).
Mayer, Claude-Hélène. 2008. Manual de Formación en Mediación Intercultural y Resolución de Conflictos. Waxmann. Münster. P 157