Cuento “La casa en la arena”

Había una vez dos hermanos, cada uno de los cuales había decidido dejar por fin la protección de la casa de sus padres y salir al mundo para hacerse cargo de su propia vida. Ambos estaban convencidos de que esto sólo sería posible si cada uno construía una casa. Así tendrían un lugar seguro desde el que salir al mundo y al que podrían volver en cualquier momento.

Un hermano apenas podía esperar. Lleno de afán y empuje, puso piedra sobre piedra. El deseo de haber construido finalmente esta base no le permitió detenerse ni un segundo. En poco tiempo, se estaba construyendo una magnífica casa y, lleno de orgullo, el hombre se apresuró a ir a ver a su hermano para contarle la finalización de su obra y ver hasta dónde había llegado su construcción.

Sin embargo, cuando llegó al lugar donde su hermano había planeado construir su casa, todo lo que vio fue un gran hoyo. No había colocado ni una piedra encima de la otra y el hombre se rió, observando con lástima lo lento que era su hermano. Su casa ya estaba terminada, informó con el pecho hinchado de orgullo. Y no podía esperar a su hermano lento. Ahora estaba listo para salir al mundo. El hermano sonrió modestamente y deseó buena suerte al que partía con prisa antes de seguir cavando lenta y prudentemente.

Pasaron muchos meses antes de que el más rápido de los dos volviera para encontrar refugio y descanso en su casa después de muchas aventuras en la tormenta y el viento. Pero al acercarse a su casa, que le había llenado de orgullo y confianza, se detuvo horrorizado. Sólo se revelaron a sus ojos escombros y tablas y piedras salvajemente revueltos salvajemente. Cansado, abatido y desesperado, salió a buscar a su hermano, al que encontró sentado tranquilamente en un banco de una pequeña y hermosa casa. Enfurecido, se enfrentó a él: “¿Qué ha pasado con mi casa? ¿Y a qué brujería se debe que la tuya se mantenga intacta?”

El hermano le invitó tranquilamente a entrar en su casa y le dio cobijo. “No es necesario que busques la brujería, querido hermano”, dijo. “Cavé mucho tiempo, muchas semanas y meses, hasta que no pude cavar más arena y construir los cimientos de mi casa sobre piedra sólida. Pasaron muchas semanas y meses, cuando ya habías salido al mundo, hasta que se construyó mi casita. Pero cuando vinieron las tormentas e inundaron la tierra, cuando las tempestades vinieron y golpearon nuestras casas, llevándose con ellas todo lo que no estaba en suelo sólido y arraigado en lo profundo de la tierra, mi casa permaneció intacta”.

“Pero ahora dime tú, que has podido aprovechar mi largo periodo de construcción y ya has salido al mundo, ¿con qué riqueza de experiencia vuelves?”.

Reflexión:

¿Qué podemos aprender de este cuento en relación al diagnóstico de conflicto y las intervenciones para su transformación?

¿Qué experencias crees que trae el hermano de su viaje por el mundo?

Fuente:

Milling, Hanna. 2020. Storytelling – Konflikte lösen mit Herz und Verstand: Eine Anleitung zur Erzählkunst mit hundertundeiner Geschichte. Wolfgang Metzner Verlag. Frankfurt am Main. Página 124