Módulo 4: Diseñar caminos hacia la paz
Módulo 6.1. Intervenciones Civiles para la Paz II - La Comunicación
Módulo 6.2. Intervenciones civiles para la paz II - Métodos y herramientas
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Necesidades humanas, derechos humanos y violencia

H.B. Danesh


Las necesidades humanas y los derechos humanos están totalmente interrelacionados, por lo que no pueden ni deben considerarse por separado.

Todo ser humano tiene derecho a la oportunidad de satisfacer sus necesidades básicas y fundamentales, y cuando se interfiere en este proceso, la probabilidad de conflicto y la posibilidad de violencia aumentan drásticamente. De hecho, muchas teorías del conflicto giran en torno a la cuestión de las necesidades humanas insatisfechas. Los teóricos de las necesidades humanas separan los intereses, los valores y las necesidades humanas, e identifican “necesidades de alimento, agua y cobijo, así como necesidades más complejas de seguridad, protección, autoestima y realización personal”.

Observan además que las “necesidades más complejas se centran en la capacidad de elegir en todos los aspectos de la propia vida y de que la identidad y los valores culturales propios sean aceptados como legítimos”.
También son cruciales la necesidad de justicia distributiva y la capacidad de participar en la sociedad civil. Todas estas necesidades son requisitos fundamentales para el desarrollo humano. Así, mientras que los intereses pueden negociarse cuando entran en conflicto, las necesidades no”.

Entre las aportaciones más destacadas al concepto de necesidades humanas figura la obra de Abraham Maslow, quien identificó una jerarquía de necesidades que comenzaba con las necesidades de alimento, agua y cobijo; seguía con las necesidades de seguridad y protección, evolucionando hacia las necesidades de amor y pertenencia y, finalmente, de realización personal.

John Burton, basándose en la formulación de Maslow sobre las necesidades humanas, las percibe como requisitos esenciales para el desarrollo humano. Burton distingue las necesidades de los intereses y los valores, y afirma que mientras que los intereses son negociables y los valores están sujetos a cambios, aunque sea durante un largo periodo de tiempo, las necesidades humanas no son negociables y deben satisfacerse. En la medida en que las distintas sociedades satisfacen las necesidades humanas fundamentales, en esa misma medida están libres de conflictos. Burton identifica cuatro categorías de necesidades: un sentimiento de seguridad y de identidad, una respuesta coherente del entorno que nos permita satisfacer la necesidad humana genérica de aprendizaje, la necesidad de establecer relaciones que permitan el reconocimiento y la creación de vínculos y, por último, la necesidad de libertad de acción para satisfacer estas necesidades.

Sandra Marker resume las necesidades humanas esenciales, identificadas por los teóricos de las necesidades humanas, en la siguiente lista:

  • Seguridad: necesidad de estructura, previsibilidad, estabilidad y ausencia de miedo y ansiedad.
  • Pertenencia/Amor: necesidad de ser aceptado por los demás y de tener fuertes lazos personales con la familia, los amigos y los grupos de identidad.
  • Autoestima – la necesidad de ser reconocido por uno mismo y por los demás como fuerte, competente y capaz. También incluye la necesidad de saber que uno tiene algún efecto sobre su entorno.
  • Realización personal: necesidad de alcanzar el propio potencial en todos los ámbitos de la vida.
  • Identidad: va más allá del “sentido del yo” psicológico. Burton y otros teóricos de las necesidades humanas definen la identidad como un sentido del yo en relación con el mundo exterior. La identidad se convierte en un problema cuando la propia identidad no se reconoce como legítima, o cuando se considera inferior o se ve amenazada por otros con identificaciones diferentes.
  • Seguridad cultural – está relacionada con la identidad, la necesidad de reconocimiento de la propia lengua, tradiciones, religión, valores culturales, ideas y conceptos.
  • Libertad – es la condición de no tener restricciones físicas, políticas o civiles; tener la capacidad de elegir en todos los aspectos de la vida.
  • Justicia distributiva – es la necesidad de un reparto equitativo de los recursos entre todos los miembros de una comunidad.
  • Participación – es la necesidad de poder participar activamente en la sociedad civil e influir en ella.

Todas estas categorías de necesidades humanas son legítimas pero incompletas. Básicamente ignoran o subestiman la importancia de las necesidades espirituales humanas. En mis intentos por comprender mejor la naturaleza y la dinámica de la violencia humana y cómo sustituirla por la paz, he desarrollado una formulación integradora de las necesidades humanas y los derechos humanos.

Esta formulación afirma que las necesidades humanas son de desarrollo en su proceso y biológicas, psicosociales y espirituales en su naturaleza.

Dentro de este marco, se identifican tres categorías básicas de necesidades: de supervivencia (de primer orden), de asociación (de segundo orden) y espirituales (de tercer orden). De éstas, las necesidades de supervivencia son las más inmediatas, las de asociación las más imperiosas y las espirituales las más trascendentales.


No es de extrañar que gran parte del conocimiento, el esfuerzo y la atención humanos se hayan centrado y se centren principalmente en las cuestiones de supervivencia y seguridad. La mayoría de las teorías dan principalmente en las cuestiones de supervivencia y seguridad. Explican gran parte de las tendencias biológicas y de las preocupaciones psicológicas y sociales de los individuos y los grupos en el marco de la preocupación por su supervivencia y seguridad personal y/o grupal. No cabe duda de que la seguridad y la supervivencia son necesidades humanas primarias. Sin embargo, si los individuos y los gobiernos se centran única o principalmente en garantizar que se satisfagan las necesidades de supervivencia, sin duda fracasarán. 

La supervivencia humana sólo es posible dentro de entornos seguros, que a su vez sólo son posibles dentro de relaciones unificadas y pacíficas. 

Sin embargo, las relaciones humanas pacíficas sólo son posibles en el marco de principios morales, éticos y espirituales, consagrados en la religión, la ley, la filosofía y las normas y valores culturales.

Dentro de esta formulación evolutiva, se considera esencial un nivel razonable o preocupación por las necesidades de supervivencia. Sin embargo, el hecho de que este enfoque haya alcanzado actualmente proporciones insanas -expresadas en el individualismo egocéntrico extremo y/o la coerción colectiva en muchas sociedades- merece una seria atención y reconsideración a la luz de otras categorías de necesidades humanas. 

Las necesidades de asociación se refieren a cuestiones de las relaciones humanas como la pertenencia, la identidad, la igualdad, la libertad y la justicia. Las distintas sociedades abordan estas necesidades con mayor o menor éxito, y aún queda mucho por hacer con respecto a estas necesidades a todos los niveles y en todas las sociedades. De hecho, las principales escuelas de pensamiento contemporáneas que proporcionan el marco para la educación de las generaciones futuras consideran la mayoría, si no todas, las necesidades humanas en el contexto de las necesidades de supervivencia y asociación. Se concentran en las cuestiones gemelas de las condiciones económicas y el modo de gobierno. En consecuencia, no es sorprendente que los principales focos de atención de los esfuerzos actuales de prevención de la violencia y consolidación de la paz sean la seguridad y el desarrollo económico, por un lado, y los de la democracia, la justicia, los derechos humanos y la libertad personal, por otro.

Estos programas, aunque valiosos, básicamente ignoran la tercera categoría de necesidades humanas -la necesidad de objetivos, significado y búsquedas espirituales- o relegan dichas necesidades a una subsección de la segunda categoría.

Las necesidades espirituales humanas se refieren a la necesidad de dar sentido a la vida y la muerte, a la alegría y la tristeza, al amor y el odio, y a lo mundano y lo divino, todo ello en el contexto de un propósito significativo y trascendente en la vida. Las necesidades espirituales giran en torno a la verdad y la veracidad, el amor y la unidad, el servicio y la universalidad, cuestiones que lo abarcan todo y que siempre perduran, tanto en el ámbito secular como en el sagrado de la vida.


Es a través de la veracidad, el amor y el servicio como se forman relaciones humanas duraderas y unidas, se establecen firmemente los cimientos de la seguridad individual y de grupo, y se garantiza el bienestar y la seguridad de todos y cada uno. Sencillamente, no es posible crear relaciones humanas seguras, justas, igualitarias y libres sin satisfacer las necesidades espirituales humanas fundamentales.

En esta segunda década del siglo XXI, nuestro mundo está gravemente agobiado por el terrorismo y la guerra, el hambre y la enfermedad, la inseguridad y la sospecha, la animosidad religiosa y las tensiones racionales, la competencia excesiva y la indiferencia, y los extremos de riqueza y pobreza, un mundo así es incapaz de satisfacer adecuadamente ni las necesidades de supervivencia ni las de asociación de las multitudes. Las necesidades de supervivencia y asociación pueden satisfacerse mejor cuando también se satisfacen las necesidades espirituales humanas. Y esto sólo es posible en el marco de una visión del mundo basada en la unidad, con la unidad, junto con su fuerza animadora -el amor-, en la base de las relaciones humanas. Dichas relaciones reciben su impulso de la dinámica del amor humano en toda su grandeza, profundidad y creatividad y de la poderosa fuerza benéfica o unidad con sus propiedades inclusivas y benévolas. 

El siguiente diagrama muestra la relación entre las tres categorías de necesidades humanas. Muestra que las necesidades de supervivencia son las más básicas y están íntimamente relacionadas con el individuo y su entorno inmediato. 

Figura: Jerarquía de las necesidades humanas dentro una visión del mundo integradora (basada en la unidad)


Sin embargo, para su supervivencia personal, los individuos dependen de los talentos, capacidades y recursos de muchos otros individuos además de ellos mismos. Estas necesidades interdependientes se satisfacen mejor en el contexto de asociaciones sanas caracterizadas por la cooperación, la equidad y la confianza y el respeto mutuos.

El diagrama muestra que las necesidades humanas de supervivencia casi siempre se satisfacen en el marco de una asociación humana. Un aspecto muy importante, aunque a menudo pasado por alto, de las necesidades de asociación humana es su calidad moral y ética. 

La cooperación, la justicia, la confianza, el respeto, así como la libertad y la igualdad son, por su propia naturaleza, cuestiones morales y éticas con ramificaciones sociales y políticas.

Sin embargo, en el contexto de las ciencias sociales y políticas predominantes en la actualidad, rara vez se hace hincapié en las dimensiones morales y éticas de las relaciones sociales humanas, y cuando se abordan, suele hacerse en términos jurídicos. Sin embargo, cuando las necesidades humanas de asociación y supervivencia se abordan en el marco de la ley espiritual de la unidad, estas necesidades ya no están reñidas entre sí. Por el contrario, en el contexto de la unidad, las necesidades humanas espirituales, de asociación y de supervivencia se satisfacen simultánea y óptimamente.

Como se desprende de la descripción anterior, las necesidades humanas de supervivencia, asociación y espirituales son paralelas a las tres metacategorías de cosmovisión (basada en la supervivencia, basada en la identidad y basada en la unidad) descritas anteriormente.

Además, como ya hemos demostrado, existe una relación directa entre la violencia y los tipos de cosmovisión que tenemos y la forma en que abordamos nuestras necesidades básicas. Esta relación es compleja. La siguiente tabla esboza algunas de estas correlaciones dentro de un marco de desarrollo.

Figura 6. Correlación evolutiva de la visión del mundo, las necesidades humanas, los derechos humanos, las relaciones humanas y los tipos de gobernanza.

Fuente: Danesh, H.B.; 2013. Fever in the World of Mind: On Causes and Prevention of Violence. International Education for Peace Institute. United States/United Kingdom. Traducido por Rita Muckenhirn (2023)