La palabra es mitad de quien la pronuncia, mitad de quien la escucha. Michel Ezquem de Montaigne
Para poder ordenar la diversidad de mensajes que están contenidos en una información, vamos a diferenciar 4 aspectos significativos. Para ello veremos primero un ejemplo de la vida cotidiana y luego analizaremos cada uno de los aspectos:
El hombre (emisor) le dice a su mujer (receptora) que anda manejando la camioneta:
“Vos, allá adelante está verde.”
Ella le contesta:
“¿Quién maneja? ¿Vos o yo?”
¿Cuántas cosas contiene este mensaje?
¿Qué introdujo el emisor consciente o inconscientemente en el mensaje?
Veamos cada lado del mensaje a partir de este ejemplo.
En primer lugar el mensaje contiene una información sobre el asunto, un contenido.
En el ejemplo, nos enteramos sobre el estado del semáforo.
Siempre cuando “se trata de un asunto”, este aspecto del mensaje debe de resaltar.
Sin embargo, esto es apenas una parte de lo que sucede entre la persona emisora y la persona receptora.
En cada mensaje no solamente hay informaciones sobre los contenidos transmitidos del asunto, sino también informaciones sobre la persona que lo emite.
En el ejemplo podemos ver que el emisor:
O sea, en cada mensaje hay también una parte de auto-revelación del emisor.
Se escogió el término de auto-revelación para incluir tanto la presentación intencional de sí mismo(a) como también la revelación involuntaria de sí mismo(a).
Este aspecto del mensaje tiene a nivel psicológico muchas implicaciones.
Aquí el o la receptora recibe mucha información sobre la persona emisora:
Como emisor(a) estoy consciente del hecho de que – quiera o no – estoy emitiendo permanentemente mensajes de auto-relevación lo cual me pone inquieto(a) y me mueve…
¿Cómo me voy a posicionar como emisor(a)?
Quiero transmitir contenido, pero a al vez quiere dejar una buena impresión, quiero presentarme como una persona que puede ofrecer algo, que sabe sobre lo que opina y que a nivel de pensamiento y de lenguaje “está a la altura”.
Con este aspecto del mensaje se vinculan muchos problemas de la comunicación humana.
Del mensaje también se deduce qué piensa la persona emisora de la receptora.
Muchas veces esto se muestra mediante una formulación que no se ha escogido conscientemente, o el tono de voz y otras señales no verbales que acompañan el mensaje.
Para este aspecto del manejo, el receptor tiene una oreja especialmente sensible, porque aquí se siente tratado (o maltratado) en cierta forma.
En nuestro ejemplo, el hombre da a conocer mediante su mensaje que no confía realmente que su mujer pueda manejar correctamente el vehículo. Posiblemente la mujer se rebela contra este “paternalismo” y le contesta bruscamente: “¿Manejas vos o manejo yo?”
Ojo, su rechazo en este caso no está dirigido hacia el contenido del asunto (con éste sí está de acuerdo), sino su rechazo está orientado al mensaje de relación que percibe.
Para decirlo de manera general:
Enviar un mensaje siempre implica expresar cierta forma de relación con la persona a quien nos dirigimos.
Mejor dicho en el aspecto de la relación se reúnen dos tipos de mensajes.
Casi nada se te dice “así por así”.
Casi todos los mensajes tienen la función de influir sobre la persona receptora.
En nuestro ejemplo, la apelación puede ser tal vez:
“¡Apretá el acelerador para que logremos pasar en verde!”
El mensaje entonces (también) sirve para provocar en la persona receptora que haga o deje de hacer, piense o sienta ciertas cosas.
Este intento de hacer influencia puede ser más o menos abierto o encubierto.
Una persona emisora manipuladora aprovecha también de usar los otros tres aspectos del mensaje para lograr un efecto apelador de la siguiente manera:
Cuando los aspectos de contenido, auto-revelación y relación están orientados para mejorar el aspecto de la apelación, entonces se usan para lograr un objetivo y no reflejan lo que es, sino se convierten en un medio para alcanzar el fin.
Acá podemos apreciar los cuatro lados del mismo mensaje “Vos, allá adelante está verde” y cómo le pudo haber llegado a la persona receptora.
Si no te gusta lo que recibes, presta atención a lo que emites. Anónimo