En cualquier situación problemática, hay 4 posibles enfoques o abordajes a considerar.
Me resulta muy útil escribir estos enfoques para las personas afectadas (¡y para mí misma, a veces!) para que puedan ver que tienen una opción sobre qué hacer:
Veamos cada una de ellas por separado.
Irse no siempre es una opción, por ejemplo, si estás en la cárcel.
Sin embargo, si es posible abandonar una situación problemática, merece la pena planteárselo:
¿sería mejor tu calidad de vida en general si te marcharas que si te quedaras?
Por supuesto, nunca podrás saberlo con certeza, pero puedes hacer una predicción razonable basada en lo que ha ocurrido hasta ahora.
Si decides quedarte en una situación difícil, el primer paso es cambiar lo que sea posible para mejorarla. Y en cualquier situación, lo que más controlas es la acción que emprendes.
Así que concentra tu energía en actuar, guiado por tus valores, para que las cosas vayan lo mejor posible.
Dependiendo del contexto, esto puede implicar cualquier cosa, desde practicar la asertividad o las habilidades de comunicación hasta pasar más tiempo de calidad con tu pareja o presentar una demanda o una orden de alejamiento.
Opción 3: Quedarse y aceptar lo que no se puede cambiar
Si has decidido quedarte y has tomado todas las medidas posibles para mejorar la situación, pero sigue siendo difícil, es hora de practicar la aceptación.
Deja espacio para esos sentimientos dolorosos. Desactiva esos pensamientos enjuiciadores, hostiles, desesperados o contraproducentes. Detente rumiando y preocupándote, y vuelve al momento presente.
Elige vivir de acuerdo con tus valores y comprométete con el momento presente, independientemente de los retos a los que te enfrentes. (De hecho, lo ideal es que la segunda y la tercera opción se den simultáneamente. Piensa en Victor Frankl, viviendo según sus valores en medio de ese sufrimiento insoportable en los campos de concentración nazis).
Con demasiada frecuencia, las personas permanecen en una situación problemática, pero no hacen todo lo posible por mejorarla ni practican la aceptación.
Más bien se preocupan, rumian y analizan, o se enfadan, angustian o deprimen. Y entonces recurren a estrategias de control emocional para intentar sentirse mejor.
La variedad de estrategias de control emocional que utilizan los seres humanos en estas situaciones es prácticamente infinita: drogas, alcohol, televisión, comida, autolesiones y suicidio.
Invariablemente, las estrategias de control emocional sólo crean aún más sufrimiento a largo plazo.
Resulta especialmente útil analizar estas 4 opciones cuando las personas se encuentran ante el dilema de «¿debo quedarme o debo irme? (Lo más habitual es que se trate de dejar a la pareja o el trabajo, pero también ante decisiones relacionadas a la migración y el refugio).
El objetivo de ACT -independientemente de si te quedas o te vas- es actuar según tus valores, participar plenamente en el momento y practicar la aceptación.
También es importante reconocer que en estas situaciones no hay forma de no elegir.
O eliges sentarte en la cerca, o eliges bajarte de la cerca a un lado o al otro. (Por supuesto, al final, si te quedas ahí arriba el tiempo suficiente, la cerca se viene abajo, llevándote con ella).
Es una metáfora útil: sentarse en una cerca está bien durante un rato, pero al poco tiempo resulta increíblemente doloroso. ¿Vas a bajarte o te vas a quedar ahí agonizando hasta que la cerca se caiga?
Fuente: Harris, Russ. 2007. Acceptance and Commitment Therapy (ACT). Introductory Workshop Handout