4 of 4

Tiempo de preocupación – Individual

La idea del “tiempo de preocupación” es que, si te preocupas mucho, reserves entre cinco y quince minutos al día, a una hora concreta, durante los cuales no hagas otra cosa que sentarte y darte el permiso de preocuparte.

Durante el resto del día, cuando aparezcan las preocupaciones, te dices a ti mismo: «No voy a preocuparme por esto ahora. Lo haré en mi tiempo de preocupación.”

Para que esta estrategia sea congruente con los actos, hay que hacer dos ajustes:

A. Cuando aparezcan las preocupaciones, entonces te dices a vos mismo(a): “Gracias, mente. Sé que intentas ayudarme. Ya me ocuparé de esto más tarde, en mi tiempo de preocupación. Por ahora, tengo que centrarme en otras cosas. Así que, por supuesto, sigue generando esas preocupaciones, pero que sepas que ahora mismo no puedo prestarles atención.”

B. Cuando llegues al «tiempo de la preocupación», no te quedes sentado(a) pasivamente y te permitas preocuparte; en lugar de eso, responde a tus preocupaciones de forma eficaz. Practica la observación del flujo de tus preocupaciones o entra y sale de la corriente; o bien extrae valores desde debajo de las preocupaciones y utilízalos para crear un plan de acción.

Esta estrategia funciona bien junto con los métodos de defusión anteriores, y también podemos utilizarla al rumiar y obsesionarnos (lo que llamamos «tiempo de rumiar» o «tiempo de obsesionarse»).

Fuente:

Harris, Russ. (2021). Trauma-Focused ACT. Context Press. Oakland, CA 94609