Módulo 4: Modelo de 8 claves para la resiliencia y ACT
Módulo 5: Facilitación de la resiliencia
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Aceptar lo que es: el presente

Una gran diferencia entre una rata y un ser humano es que la rata pronto deja de correr por el túnel que no contiene queso, mientras que el humano está dispuesto a seguir el mismo túnel toda su vida. 

Tarde o temprano la rata abandonará el túnel porque no tiene una razón que le permite analizar, interpretar y demostrar que el queso debe estar al final de este túnel porque normalmente siempre estuvo ahí.

La rata acepta lo que es y se propone buscar en otra parte.

Ken Case. El manual para la conciencia superior

Desde el final de la Segunda Guerra Mundial, es decir, durante aproximadamente los años 70, muchas personas, especialmente en Occidente, han imaginado que el poder sobre sus vidas estaba en sus manos. Ahora finalmente serían libres.

Dios, el destino, la naturaleza, todo eso podría pasar a un segundo plano. La guerra había terminado, estallaría la prosperidad y cada persona sería dueña de su destino. Planificar, gestionar y organizar se convirtieron en actividades esenciales.

Prevenir enfermedades, gestionar su capital sanitario, asegurarse contra accidentes, robos, inundaciones, incendios e incluso daños en su coche causados ​​por martas: eso es importante. Mirar hacia el futuro, planificar, crear seguridad.

Sin embargo, estas medidas, que por supuesto tienen sentido, han contribuido a la ilusión de que la vida y sus consecuencias pueden controlarse: por lo tanto, se siente inseguridad y rebeldía cuando este camino en la vida no va según lo planeado.

No podemos controlar la vida

  • Puedes contraer cáncer aunque hayas cuidado mucho tu salud.
  • Puedes tener mucho cuidado y aún así sufrir un accidente. Puedes haber hecho todo lo posible para criar a tus hijos y, aun así, tu hija se vuelve adicta a las drogas.
  • Puedes haber construido y mantenido una relación y una vida familiar armoniosa y, sin embargo, un día descubrir que tu hijo se ha convertido en un delincuente.
  • Los tsunamis y otros desastres naturales nos recuerdan periódicamente que la naturaleza nunca puede ser sometida.
  • La muerte que tanto quisiéramos eliminar es omnipresente y nos sucederá a todos.

Antes la gente estaba mucho más dispuesta a aceptar que la vida estaba fuera de sus manos, mientras que nuestros contemporáneos(as) están indignados(as) por esto y se rebelan contra la idea de que uno(a) debería aceptar lo que es.

Prevenir, organizarse y tomar medidas de precaución son parte de un estilo de vida inteligente, pero siempre debemos tener en cuenta que las desgracias pueden ocurrir a pesar de todo.

¿Quién hubiera pensado que el hermano Roger Schutz, fundador de la comunidad de Taizé en Francia, sería asesinado por una mujer con trastornos mentales después de pasar más de 60 años viviendo en un espíritu de paz y reconciliación?

¿Quién podría haber predicho la destrucción de las torres gemelas del World Trade Center?

¿Por qué? Esta es una pregunta para la que no hay respuesta y que se hace todo el que se ve afectado por este tipo de acontecimientos.

Aceptar lo que es, ver que esta es la realidad a la que nos enfrentamos.

Esto requiere claridad mental, valentía y sabiduría.

Ha sucedido, ha sucedido ahora.

¿Cómo lidiamos con esto?

En primer lugar, reconociendo lo que es, afrontando el drama, la desgracia, el caos de este terrible asunto que nos afecta a nosotros(as) y quizás también a nuestros seres queridos – lo que es igualmente insoportable – existe. No hay salida. Esta mirada lúcida y atenta nos permite avanzar.

El primer paso es que nos preguntemos si es posible intervenir, cambiar la realidad, si es posible tratar, sanar, encontrar formas que reduzcan el impacto o las consecuencias del problema.

Cáncer de pecho

Juliane, que acababa de someterse a una mamografía de seguimiento, recibió una llamada de su médico que quería concertar una cita con ella rápidamente. “Es cáncer”, dijo, y le mostró la radiografía. “Debe someterse a una cirugía tan pronto posible.”

Juliana estaba devastada. “Eso me tiene que pasar a mí, ¿por qué yo entre todas las personas? No entiendo. Siempre acudo regularmente a la cita de detección temprana.”

Juliane pasó por 48 horas difíciles. Luego enfrentó la realidad y aceptó lo que era.

Fue operada y actualmente recibe quimioterapia.

Ella dice: “Tengo cáncer y haré todo lo que esté a mi alcance para mejorar.”

A menudo habla con amigos y colegas sobre su situación.

Acepta lo que es y cree que la sanación es posible. Puede ser que se forme metástasis y ella tendrá que afrontarlo cada vez. Tendrá que encontrar maneras y aceptar lo que es.

Un día puede ser que los tratamientos ya no sean suficientes y los médicos le digan que ya se han agotado todas las opciones de tratamiento curativo. Y la única opción que queda serían los cuidados paliativos.

También en este caso tendrá que recorrer un largo camino para aceptar y afrontar lo que es.

Aceptar en el presente
Aceptar lo que es es un enfoque que tiene lugar en el presente. 
Aquí hoy con lo que sé y siento ahora.  
Hago lo que puedo, acepto lo que puedo aceptar.
Sólo por ahora acepto lo que es, de un momento a otro.

La sabiduría popular dice que “cada día tiene su propia plaga”. También se podría decir que “cada minuto tiene su propia plaga”. Exactamente aquí y ahora puedo afrontarlo.

En este mismo momento puedo aceptar lo que es, y lo que viene después se hará evidente. Aceptar lo que es ahora es el único curso de acción que nos permite vivir en la mayor paz posible.

Mi hijo único es gay

Una mujer nos contó que casi se desmaya cuando descubrió que su único hijo era gay. En ese momento sintió que estaba perdiendo el equilibrio. Vio los prejuicios que la rodeaban, los nietos que no iba a poder disfrutar, ella que tanto deseaba ser abuela; la reacción negativa del padre, que era oficial del ejército, y la ruptura de las relaciones familiares.

Vio su propia incapacidad para aceptar al novio de su hijo y las dificultades profesionales que su hijo podría enfrentar.

Después de unos días extremadamente difíciles, la mujer se dio cuenta de que estaba anticipando y construyendo escenarios que quizás nunca se materializarían.

Con esta claridad decidió regresar al presente. ¿Qué sabía? Que su hijo era gay. Ella se había sentido muy conmovida y revuelta por esto. Ella decidió simplemente aceptar esta información por ahora y sacar de su mente cualquier idea infundada que estuviera tratando de surgir.

Poco a poco, y al seguir así día tras día sin crear un escenario catastrófico, poco a poco fue siendo más capaz de aceptar esta idea y aceptar lo que era. Conoció a la pareja de su hijo. Su marido no reaccionó tan negativamente como ella había imaginado.

Al final, esta prueba de resistencia hizo que esta mujer se volviera más abierta espiritualmente.

Pasó de preguntarse: “¿por qué, por qué yo?” a preguntarse “¿para qué?”.

¿Cómo podría “utilizar” lo que había sucedido y crear algo positivo a partir de ello?

Completó una formación adicional en soporte vital y se convirtió en consejera telefónica voluntaria para una asociación que apoya a los padres de homosexuales.

A menudo se encuentra con madres y padres perplejos, a quienes comprende muy bien y puede ayudarles a reconocer la realidad y afrontar constructivamente esta prueba no deseada.

Convertir el grano de arena en una perla

Por supuesto también podemos rechazar lo que es, rechazarlo, excluirlo, odiarlo y defendernos de ello con todas nuestras fuerzas. Desafortunadamente, esto es incompatible con la paz interior y la serenidad.

Además, sólo provoca más tensión y malestar a nuestro alrededor. Aceptar lo que hay en el presente significa que vemos las cosas con claridad, considerando todo lo que se puede hacer para abordarlo, sanarlo, repararlo y cambiarlo si es posible. Y si ese cambio positivo no es posible, poco a poco nos acercaremos a aceptar lo inmutable y veremos cómo podemos convertir este grano de arena en una perla.

Fuente:

Poletti, Rosette. (2024). Akzeptieren was ist. Scorpio Verlag München. Pág. 75-82

Traducido, resumido y adaptado por Rita Muckenhirn. 22.01.2025.