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Hola. Te doy la bienvenida a este impulso sobre el tema de la aceptación.
¡Qué genial que estés aquí!
Una metáfora básica que es muy útil cuando comenzamos con nuestro propio proceso de aceptación o cuando acompañamos en este camino a otras personas.
Es una metáfora básica a la que podemos volver una y otra vez.
Se llama la pelota de play.
Imagínate que quieres pasar un día completo en una piscina al aire libre.
El tiempo va a ser agradable, vas para allá y ya está todo preparado.
Las sombrillas ya están puestas, las sillas plegables ya están instaladas.
Ya has decidido dónde comerás tus patatas fritas para el almuerzo y también has descubierto el puesto donde comprarás tu helado favorito.

El agua de la piscina está a una temperatura agradable y estás seguro(a) de que será un día hermoso.
Sin embargo, en un lugar de la piscina ves una pelota de playa subiendo, atrae tu atención y siempre tienes que seguir mirándola.
Y esta pelota de playa está llena de pensamientos, sentimientos y sensaciones físicas desagradables.
Imagina que esta pelota contiene, por ejemplo, tus fuertes miedos, tus preocupaciones, tu inquietud y tu tensión interior.
Cuando ves esta pelota te dices a vos mismo(a): “Así no se ve un día lindo en la piscina al aire libre.”
Quieres cambiar algo, entonces vas a la piscina, agarras la pelota y la empujas hacia abajo, debajo la superficie del agua. Y dices: “Genial, eso funciona.”
Y desde esta posición no ves la pelota con los pensamientos, sentimientos y sensaciones físicas desagradables.
Y por un momento tienes la impresión de que sí, así es como luce un día gratificante.
Pero hay que reconocer que se necesita mucha energía mantener la pelota debajo de la superficie del agua.
Tus brazos poco a poco se van volviendo pesados y cansados. Y si no tienes cuidado aunque sea una vez, esa pelota volverá a subir. Y no sólo eso, sino que ahora también está surgiendo el sentimiento de enojo e incluso de ira.
Ahora has puesto mucho esfuerzo en meter la pelota bajo la superficie del agua y está allí de nuevo.
Ahora imaginate que tomas tu sentimiento de molestia, enojo o ira y lo pones dentro de la pelota.
Esto hará que la pelota se agrande.
Ahora te das cuenta que no era así como querías que fuera el día en absoluto.
Así que, nuevo intento.
Regresas al baile y decides no ser más descuidado.
Tienes que poner más energía para empujar la pelota hacia abajo. Ahora que la pelota ha crecido más, es aún más difícil empujarla bajo la superficie del agua. Estás esforzándote mucho.
El mismo juego. Temporalmente, notarás que puedes manejarlo y que tus pensamientos y sentimientos desagradables estarán menos presentes. Pero pronto te darás cuenta de que te está costando mucha energía.
Y una vez más, una vez más sin cuidado, esta pelota vuelve a aparecer. Esta vez en combinación con la desesperación.
Que después de todo el esfuerzo la pelota ha vuelto y se ha vuelto aún más grande.
En la siguiente ronda, puedes decidir tumbarte completamente sobre la pelota para que no tenga ninguna posibilidad de llegar a la superficie.
¿Esto te recuerda a algo?
Quizás te recuerde tu situación actual.
Ahora imagina hacer esto una y otra vez.
¿Estás acercándote a un día gratificante o te estás alejando cada vez más de él?
En nuestra vida muchas veces tenemos pensamientos y sentimientos desagradables y muchas veces el impulso de deshacernos de ellos lo más rápidamente posible.
Sin embargo, nos damos cuenta de que esto nos cuesta un montón de energía y nuestra vida interior sigue siendo todo menos tranquila.
Y además, nos damos cuenta de que estamos estancados(as) en un lugar y ya no tenemos la libertad de hacer lo que realmente es importante para nosotros(as).
Toma nota en tu diario de resiliencia de qué está hecha tu pelota de playa y qué métodos has probado hasta ahora para empujarla bajo la superficie del agua.
También sería genial que lo compartas con el grupo, en el chat.
Muchos personas afectadas por un evento traumático o una situación difícil desearían ya no tener una pelota de agua.
En secreto, deseaban que les presentaramos una fórmula mágica que pudiera hacer desaparecer la pelota.
Para muchas personas es decepcionante darse cuenta que después de tantos intentos anteriores, a pesar de un gran esfuerzo, no han podido conseguir que mágicamente la pelota desaparezca.
Y lo primero que tenemos que decirles a las personas que acompañamos es que no tenemos una varita mágica que pueda hacer desaparecer su pelota.
Otros intentan averiguar por qué apareció esa pelota allí y tienen una leve esperanza de que, al explicar cómo surgieron esos pensamientos y sentimientos desagradables, encontrarán una forma de hacer que esa pelota desaparezca.
En este punto es importante aclarar que incluso si descubrimos por qué esta bola apareció en ese lugar, no podemos garantizar de inmediato que volverá a desaparecer de inmediato o que nunca volverá a aparecer allí.
No es raro que al trabajar constantemente con la pelota, esta se haga más grande nuevamente.
La segunda parte de la metáfora gira en torno a un enfoque radicalmente diferente al anterior. Ahora imagina que ves la pelota en ese lugar y no la empujas hacia abajo.
Imaginate si la pelota pudiera estar donde está, a pelota estaría allí con su tamaño y no la empujarías hacia abajo.
Aquí también puedes compartir con nosotros(as) qué cosas son mucho más importantes para vos que luchar con la pelota de playa. ¿Qué has echado de menos hasta ahora? ¿Qué te ha hecho falta este día?
Lo mejor es que tu día en la piscina al aire libre aún no ha terminado.
Puedes decidir si quieres luchar con la pelota o dejarla ir y cómo.
Decide cómo debe ser tu día en la piscina al aire libre.
Así que ahora ya conoces la pelota de playa.
Gracias por tu atención.
Estaría encantada si compartieras tus reflexiones alrededor de esta metáfora en nuestro grupo.
Te deseo un, no, que te hagas un buen día y mantené tu atención plena.
Fuente:
Christopher Schoen. Der ACT-Podcast. Spotify. Nr. 00. Traducido y adaptado por Rita Muckenhirn. 01.02.2025