La traumatización rompe las creencias internas básicas. Tienen un impacto en la sensación de seguridad y en la continuidad subjetiva de la vida. Aquí es donde se produce una ruptura. Es como si una parte de la persona permaneciera congelada en la traumatización y ahora esperara que todo vaya mal en el futuro.
Hay un fuerte anhelo de volver a ser “como antes” (antes de la traumatización), como si fuera posible simplemente deshacer el evento. En parte, se trata también de las esperanzas y expectativas del entorno.
Por desgracia, esto no es posible, por mucho que alguien lo intente.
La experiencia del trauma cambia bruscamente el pensamiento, los sentimientos y la fisiología. Los síntomas del trauma (como las intrusiones, la evasión, la sobreexcitación y la infraexcitación) provocan cambios que son muy estresantes para las personas afectados. Este estado es comprensiblemente difícil de soportar.
La buena noticia es que es posible alcanzar un estado adecuado a la situación actual y al mismo tiempo más agradable. La vida se ha visto gravemente afectada por una situación traumática, pero con los ejercicios de estabilización queremos transmitir una esperanza práctica de que las cosas puedan volver a su cauce.
Es posible procesar la experiencia traumática, integrarla y obtener una nueva calidad de vida.
A veces, incluso, hay una evolución que se denomina crecimiento postraumático o maduración postraumática. Calhoun y Tedeschi (en Zöllner et al. 2006) identifican cinco áreas potenciales de crecimiento o maduración personal como resultado del trauma:
1. una apreciación intensificada de la vida con un cambio de conciencia sobre lo que es importante.
2. una intensificación de las relaciones personales, con personas que han demostrado ser verdaderos amigos, y/o el desarrollo de una compasión más profunda por las personas -especialmente necesitadas-.
3. la conciencia de la propia fuerza frente a la experiencia de la propia vulnerabilidad, y el desarrollo de la confianza en la capacidad de hacer frente a los acontecimientos graves.
4. El descubrimiento de nuevas posibilidades como proceso de orientación en la vida.
5. Intensificación de la conciencia espiritual y de la búsqueda de sentido.
Zöllner et al. (2006) destacan que cada una de estas cinco áreas mencionadas parece conllevar elementos paradójicos, algo que también se aplica a la experiencia general del crecimiento postraumático: de una pérdida surge una ganancia.
Al reconocer las paradojas existenciales inherentes a la vida, las víctimas de los traumas son potencialmente conducidas al pensamiento dialéctico que caracteriza a las personas consideradas “sabias” (Baltes et al. 1995).
Sin embargo, esto no significa en absoluto que consideremos que la traumatización sea “buena” o tenga sentido. Sin embargo, a veces no se pueden prevenir, y nos puede pasar a cualquiera de nosotros. La pregunta “por qué a mí” es difícil de responder.
Todos los esfuerzos que una persona traumatizada realiza “automáticamente” tienen como objetivo restablecer la capacidad de control y la seguridad en la vida. Por desgracia, esto tampoco es posible.
Es importante aceptar que nunca tenemos el control total de la vida. La vida pasa, y a veces ocurren cosas que no queremos. En lo que sí podemos influir es en la forma de afrontarlo.
Los ejercicios de estabilización que presentamos en este libro pretenden ayudar a recuperar la confianza en uno mismo, en el mundo y en el propio cuerpo. Los ejercicios son adecuados tanto para personas con traumas simples como complejos.
Algunos ejercicios son fáciles de probar y utilizar por su cuenta, otros son más fáciles de aprender con una guía o facilitación, posiblemente también en grupos. Algunos trastornos requieren apoyo terapéutico (por ejemplo, los estados disociativos graves).
En esta formación, daremos instrucciones para los siguientes tipos de ejercicios:
Fuente:
Rost, Christine; Overkamp, Bettina. 2018. Selbsthilfe bei posttraumatischen Symptomen: Übungen für Körper, Geist und Seele. Junfermann Verlag Paderborn.
Para aprender un poco más sobre traumas y las consecuencias de los mismos, puede leer ahora o más tarde el siguiente documento “El trauma y sus consecuencias” (6 páginas).
Resume algunas respuestas a las siguientes preguntas:
Las experiencias traumáticas pueden provocar más trastornos psicológicos, pero también enfermedades físicas más adelante. Esto último es especialmente cierto si la traumatización se produjo en la infancia.