Módulo 5.2. Intervenciones - La Comunicación
Módulo 5.3. Intervenciones para transformar el conflicto
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Los dilemas de la reconciliación

La reconciliación es un proceso que tiene muchos niveles de significado, en la recuperación de espacios perdidos y en el tratamiento de las dimensiones identificadas anteriormente. A menudo, las personas temen la reconciliación porque temen perder su legítimo derecho como víctimas de una gran injusticia, o que se les pida que olviden el acto que les causó dolor, o perder el dolor que se les ha hecho tan familiar e incluso reconfortante. Para ir más allá de estos temores y considerar la reconciliación, debemos examinar primero algunos de los dilemas que nos plantea la reconciliación.

¿Rápido o lento?

En los procesos públicos y políticos, la reconciliación se presenta a menudo como un proceso que un país debe atravesar inmediatamente para avanzar hacia un nuevo futuro. Sin embargo, este enfoque contradice gran parte de la investigación y la experiencia práctica sobre la sanación individual y la reconciliación.

La reconciliación personal es un proceso muy lento. Las historias y los recuerdos necesitan tiempo para contarse. La reconciliación implica una reparación fundamental de las vidas humanas, especialmente de las vidas de quienes han sufrido. Esta reparación lleva tiempo, un tiempo que puede hacer que las y los implicados se sientan inseguros, pero que sin embargo es necesario para empezar una nueva vida. Cuando se trabaja con traumas o se apoya un proceso de reconciliación, es crucial adoptar una visión a largo plazo de las cosas. La reconciliación es un proceso muy largo que necesita apoyo en todo momento.

¿Un proceso social o personal?

La reconciliación es un proceso público para algunas personas, como el de Sudáfrica, pero para otras es un proceso muy personal. La mayoría de las personas activas en la transformación de conflicto parten de la idea de que se trata de un proceso muy personal; no es algo que pueda gestionar un organismo social más amplio, aunque cambios en el espacio físico pueden ser útiles para la creación de un espacio personal. Surge del corazón de la víctima y del agresor o agresora y debe “descubrirse” primero allí. La reconciliación es una forma de creer o de ver la relación más que una forma de hacer las cosas. Los procesos de reconciliación política corren el riesgo de diluir el concepto de reconciliación personal fijando un plazo, así como de cooptar el término como nombre de un proceso que no cambia las realidades estructurales que produjeron las violaciones en primer lugar.

¿Perdón significa reconciliado?

El perdón es diferente de la reconciliación, aunque están muy relacionados. Hay diferentes interpretaciones de la relación entre ambos conceptos. Para algunos, el perdón significa que la persona superviviente fue capaz de desprenderse del rencor.

No significa que la relación se haya reconciliado o haya vuelto a la “normalidad”. En este caso, el perdón es anterior a la reconciliación. Para otras personas, el proceso es inverso: la reconciliación viene antes que el perdón. Los contextos culturales y religiosos son muy importantes en la configuración de esta relación.

¿Recordar u olvidar?

Para algunas personas, olvidar es importante para seguir adelante, y para otras, recordar es crucial. Una suposición común es que recordar es esencial para un auténtico perdón. La represión o el desplazamiento del recuerdo es una respuesta común a las grandes injusticias y a menudo se dice a las personas supervivientes que “perdonen y olviden”, lo que socava su capacidad para contar su historia y recuperar así su dignidad humana. Las personas que las apoyan deben aprender a permanecer con ellas al atravesar el dolor y apoyarlas mientras aprenden a vivir con el recuerdo de su experiencia. También es importante que las y los agresores recuerden para recuperar su propia dignidad humana asumiendo la responsabilidad de sus actos y reconociendo el impacto que tuvieron en las víctimas.

¿Perdonar significa aceptar?

A menudo se considera que el dilema de la reconciliación es aceptar, y por tanto negar, una injusticia cuando debería ser nombrada. Sin embargo, nombrar un acto como dañino e inaceptable es una parte crucial del perdón y la reconciliación. Es importante que las personas  supervivientes reconozcan su daño, su herida antes de poder desprenderse de la amargura que sienten a causa del mismo. La forma en que se reconoce la violación puede variar mucho de una cultura a otra, como indica una comparación de los rituales tradicionales y el sistema jurídico occidental.

Fuente: 

Mischnick, Ruth, Dr.  Gewaltfreie Konflikttransformation: Trainingsmanual für einen Training-of-Trainers-Kurs; p 137-138.

Traducido y adaptado por Rita Muckenhirn. 01.09.2023