Módulo 5.2. Intervenciones - La Comunicación
Módulo 5.3. Intervenciones para transformar el conflicto
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Orientación a la red (3) – Cercanía o distancia

Equilibrio entre cercanía y distancia

Damos forma a nuestras relaciones a través de la cantidad de cercanía y distancia que estamos dispuestos(as) a permitir:

  • ¿Cuánto tiempo queremos pasar juntos?
  • ¿Cuánta intensidad emocional experimentamos en esas relaciones?
  • ¿Cuánta confianza tenemos el uno en el otro?

Incluso en la familia, las relaciones tienen distintas cualidades, que la gente suele expresar con términos como “parientes arrimados” o “mi tía/tío favorito”.

¿Cómo es para vos? ¿Cuándo necesitas cercanía, cuándo distancia?

Desde un punto de vista puramente espacial, necesitamos estar al menos a un brazo de distancia de las personas menos familiares (o incluso más, según la cultura). En cambio, alguien que nos es querido puede acercarse más. Probablemente ya hayas tenido la experiencia de que la gente se te “acerque” demasiado. En esos momentos probablemente te hayas sentido incómodo(a) y molestado(a) de forma desagradable, porque se ha traspasado un límite que debería protegerte.

  • ¿Te pones firme como un erizo en esos momentos?
  • ¿Das un paso atrás para volver a crear la distancia suficiente para ti?
  • ¿Pones los brazos en las caderas y te abres para recuperar espacio?
  • ¿O incluso permites la transgresión del límite y educadamente pones buena cara?

¿Tendencia a la cercanía u orientación a la distancia?

A las personas orientadas a la cercanía les gusta cuidar de las y los demás. Quieren estar ahí para las y los demás. Por eso, a menudo tienden a hacer muchas preguntas, a preocuparse, a ocuparse. Cuando conocen a personas orientadas a la distancia con este patrón de comportamiento, surgen rápidamente las dificultades. Estas últimas pueden disfrutar estando solas y necesitan tiempo libre. Tampoco les gusta hablar de sus sentimientos, se callan y se encierran en sí mismos(as).

Así que uno busca más cercanía y el otro quiere proteger su distancia, quizá porque todavía le faltan las palabras para lo que ya siente con respecto a un tema.

Distanciarse, querer ser independiente es un tema que ya juega un papel en la infancia y atraviesa casi toda la vida. Sin embargo, si una persona adulta insiste mucho en su propia independencia, también puede ser señal de que aún no existe un equilibrio saludable entre “necesitar y permitir la cercanía” y “crear distancia”.

Permitir la cercanía y mantener la distancia son ambos fortalezas. Un equilibrio entre cercanía y distancia es ideal para nuestro organismo. Entonces nos sentimos estables y seguros, tanto en nuestro interior como en la convivencia y en los encuentros con las demás personas.

Estrategias de comportamiento para establecer contactos

Imagina que estás en una fiesta. ¿Prefieres esperar y observar, o simplemente te acercas a alguien directamente? Dependiendo de si tienes tendencia a la cercanía o a la distancia, utilizarás distintas estrategias de comportamiento para establecer contacto con otras personas.

Las conversaciones triviales pueden ser de gran ayuda en este caso, ya que te mantienes en un terreno neutral en cuanto al contenido y, por tanto, definitivamente a distancia mientras estableces contacto mediante la conversación. Usa tu curiosidad, haz preguntas. De este modo demuestras interés y prestas atención a otras personas.

No siempre tienes que participar en la conversación, quizá tu interlocutor sólo necesite un oyente interesado. Al empezar a hacer contactos, empiezas a invertir en tu red personal. Quizá ese primer contacto se convierta en algo más adelante.

Balancear las preferencias y aprender de las y los demás

Cada persona tiene ciertas preferencias a la hora de observar el mundo.

Por ejemplo, algunas personas se fijan en muchos detalles individuales de un árbol, como la estructura de la corteza, la intensidad del color de la hoja y su borde puntiagudo.

Otras ven el árbol entero con sus muchas hojas o el bosque inundado de luz solar.

Algunas personas prefieren mirar hacia delante y pensar cuáles son sus objetivos, hacia dónde debe dirigirse el viaje, mientras que otras miran hacia atrás y piensan en lo que quieren evitar en el futuro. Cuanto más flexibles sean tus pensamientos, cuantas más perspectivas te permitas, más fácil te resultará cambiar de comportamiento.

Diferentes patrones pueden complementarse entre sí

Las preferencias para percibir el mundo, tal y como se describen en la autoevaluación, se denominan patrones de orientación.  Sin embargo, nuestros patrones pueden ser la causa de conflictos interpersonales.

Supongamos que usted es más detallista y que un compañero con el que tiene que trabajar prefiere un enfoque más general. Con estos estilos de trabajo tan diferentes, probablemente le resultará difícil colaborar de forma constructiva. En cambio, con un enfoque de división del trabajo, podrían complementarse de maravilla.

Una vez tuve esta experiencia con una colega. Para ella era importante desarrollar muchas opciones e ideas creativas diferentes. Esto me sobrecargó desde el principio, y en algún momento simplemente no pude seguirla más porque sus numerosas ideas se volvieron demasiado para mí. Afortunadamente, pudimos hablar abiertamente entre nosotras y acordamos un enfoque diferente: Ella podía producir ideas durante una hora, yo tomaba notas. Luego tuve tiempo en casa para estructurar todas esas ideas y hacer un concepto a partir de ellas. Una semana después volvimos a reunirnos. Le presenté el concepto, ella añadió algo más y terminamos. Si vemos nuestras diferencias como complementos, puede ser muy productivo. Por cierto, lo mismo ocurre en todas las relaciones interpersonales, incluidas las de pareja.

Cambiar los patrones de preferencia

Por supuesto, también es útil no aferrarse a una sola forma de pensar. Lo ideal sería que pudieras actuar con flexibilidad e inventiva y utilizar distintos patrones de preferencia en función de la necesidad o la oportunidad.

En el siguiente ejercicio, puedes empezar a mezclar un poco tus patrones de preferencia y hacerlos “bailar”. Descubrirás que esto te permite pensar de forma más flexible y creativa y que empezarás a percibir nuevos comportamientos como posibilidades realistas.

Primero cambia tu forma de pensar. Entonces podrás cambiar tu comportamiento mucho más fácilmente. Pruébalo con el siguiente ejercicio. Formulando en una frase objetivo qué habilidad específica de networking, de trabajo en red quieres reforzar y visualizando su efecto en tu mente, pero sobre todo imaginando al final que el efecto ya se ha producido, puedes crear oportunidades y caminos completamente nuevos para ti.

Boris Becker dijo antes de su decisivo partido de Wimbledon: “Estoy mentalmente de buen humor”. Con esto quería decir que ya había jugado mentalmente con todas las posibilidades de ganar para poder convertirse finalmente en un ganador del partido. Este es el entrenamiento mental que utilizan muchos deportistas de élite exitosos.

Ahora examina tu frase objetivo con la ayuda de las siguientes preguntas. Algunas de las preguntas pueden parecer bastante similares en su contenido. Sin embargo, a través de los matices de la redacción, estás sondeando tu motivación en todas las direcciones y también desarrollando una imagen mentalmente clara, que te fortalecerá para tus habilidades de trabajo en red.

Anota en tu cuaderno de resiliencia las respuestas más importantes para ti.

Tómate unos 30 minutos y, si es posible, no permitas que te interrumpan o molesten.

Fuente: Heller, Jutta. 2013. Resilienz; 7 Schlüssel für mehr innere Stärke. Gräfe und Unzer Verlag GmbH. Múnich. pp 119-125. Traducido y adaptado por Rita Muckenhirn. 28.06.2023