Módulo 5.2. Intervenciones - La Comunicación
Módulo 5.3. Intervenciones para transformar el conflicto
3 of 4

Elementos de la reconstrucción social

Además de reducir la vulnerabilidad y satisfacer las necesidades básicas, la reconstrucción psicosocial tiene una serie de tareas. A continuación se enumeran cinco tareas centrales que se ilustran con el ejemplo de Afganistán tras la caída de los talibanes en otoño de 2001.

Reintegrar a las y los soldados

Tras más de 20 años de conflicto armado en Afganistán, un número significativo de soldados ha interiorizado identidades y pautas de comportamiento militares que dificultan su reincorporación a la vida civil. Muchos antiguos soldados no pueden ganarse la vida porque carecen de educación y cualificaciones profesionales; además, muchos tienen problemas de drogas o heridas emocionales y físicas. En muchos países se ha demostrado que los programas de reintegración son necesarios para consolidar la paz. El apoyo psicosocial a los excombatientes suele incluir componentes como la curación, la adquisición de habilidades no violentas, la reunificación de las familias y una mayor aceptación por parte de la comunidad para acoger de nuevo a las y los soldados. Este apoyo suele complementarse con programas de transferencia de habilidades, creación de empleo y establecimiento de servicios comunitarios (Wessels & Monteiro, 2001).

Fortalecer la sociedad civil

La lucha de los muyahidines contra la antigua Unión Soviética dio lugar a una sociedad muy militarizada en la que el comandante militar local, que defendía a la comunidad, se convirtió en la figura central. Controlaba muchos ámbitos de la vida, como la educación y la sanidad. Incluso tras la caída de los talibanes, muchos comandantes locales siguen siendo muy poderosos, mientras que grupos de la sociedad civil como las mujeres y los jóvenes siguen sin tener influencia. La desmilitarización exige capacitar a la comunidad y mejorar su capacidad para proporcionar educación, sanidad y otros servicios básicos. Esto se consigue esencialmente organizando a la comunidad, reforzando los grupos civiles y creando instituciones comunitarias que fijen objetivos concretos y planifiquen su realización. La psicología comunitaria y social puede contribuir mucho a ello (Seedat et al., 2001).

Promover la educación

Muchas escuelas afganas fueron destruidas durante la guerra, y las que quedaron fueron utilizadas principalmente por los talibanes para entrenar a extremistas islámicos. Los centros educativos ofrecen actividades seguras y una integración social positiva, así como una rutina diaria estructurada que proporciona una sensación de continuidad. La educación abre cursos de vida positivos que permiten a las y los jóvenes satisfacer sus necesidades sin violencia. Genera esperanza en el futuro y proporciona las habilidades necesarias para llevar una vida significativa y funcional en la sociedad (Sinclair, 2000).

Ejemplo negativo: En las provincias del norte, las y los niños aprendieron en matemáticas que “un ruso muerto más un ruso muerto es igual a dos rusos muertos”. Una educación para la paz bien preparada puede ayudar a reducir las imágenes demoníacas del enemigo del bando contrario y a desarrollar una mayor comprensión mutua más allá de las fronteras religiosas, étnicas, de género y culturales.

Proteger los derechos humanos

La violencia criminal y política continúa en Afganistán, y la ley y la justicia se han erosionado (Rashid, 2000). Si bien estos problemas pueden abordarse mediante la creación de un sistema policial y jurídico justo y eficaz, además es necesario un cambio fundamental en las normas y pautas de comportamiento de toda la población. Deben producirse cambios en la concienciación, pero también deben enseñarse estrategias para el cambio de comportamiento, por ejemplo, el desarrollo de la empatía y el aprendizaje de modelos utilizando como ejemplo a compañeros(as) o modelos sociales.

Las y los líderes locales en el ámbito de la protección de la infancia, por ejemplo, deben aprender que la violencia sexual y otras injusticias contra las y los niños causan daños emocionales y sociales. A través de declaraciones públicas y de su propio comportamiento, deben apoyar la protección de los niños y niñas. En todas las sociedades en situación de posconflicto, es necesario sensibilizar a las y los pacificadores sobre los daños causados por la prostitución y la explotación sexual.

Promover la participación

En Afganistán, un problema fundamental de gobernanza es que los grupos étnicos rivales controlan sus propias zonas regionales (Rashid, 2000). Estos grupos temen quedar excluidos del poder político a nivel nacional y luchan por tener un papel significativo en el gobierno de Kabul. A nivel regional, hay poca experiencia de gobierno participativo porque, por ejemplo, los hombres detentan el poder y las mujeres están marginadas. La población tiene poca experiencia electoral. A menudo se recurre a la violencia y la coacción para lograr el control político o acuerdos. Una importante tarea psicosocial es promover estructuras y procesos políticos.

Sería importante construir una identidad afgana más amplia a través de la cooperación para lograr objetivos de más alto nivel (Sherif, 1967). Las y los psicólogos también pueden ayudar a reducir el miedo y los prejuicios que impiden compartir el poder y los gobiernos de los distintos grupos.

Fuente:

Wessels, Michael. Wiederaufbau und Versöhnung nach Konflikten in: Sommer, Fuchs (Hrsg). 2004. Krieg und Frieden: Handbuch der Konflikt- und Friedenspsychologie. BELTZ. Weinheim. Pág. 522 – 538

Traducido por Rita Muckenhirn 03.09.2023