Módulo 5.2. Intervenciones - La Comunicación
Módulo 5.3. Intervenciones para transformar el conflicto
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La evolución del valor de la confianza

Propensión individual a la confianza

Una de las perspectivas teóricas más antiguas sobre la confianza – desarrollada por teóricos de la personalidad – sostienen que algunas personas son más propensas a confiar que otras. 

Desde esta perspectiva se ha visto la confianza como un rasgo bastante estable a lo largo del tiempo, considerándola como una expectativa generalizada de que se puede confiar en otras personas. 

“Esta expectativa está en función del grado en que la confianza ha sido honrada en la historia de las interacciones sociales anteriores de ese individuo, y puede tener su efecto más pronunciado en situaciones nuevas o ambiguas.” (Lewicky et al., 2003).

Esta expectativa ha influido en las percepciones del carácter de las personas en general. No obstante, estudios más recientes han identificado las características de las personas confiables que permiten la formación de la confianza y su crecimiento hacia niveles superiores. Así que la buena noticia es que se puede aprender a construir, reconstruir y consolidar la confianza.

Dimensiones del comportamiento de confianza

Nuestra confianza en otra persona puede basarse en nuestra evaluación de su capacidad, integridad y benevolencia. Es decir, cuanto más observemos estas características en otra persona, es probable que nuestro nivel de confianza en ella aumente.

La capacidad se refiere a la evaluación de los conocimientos, habilidades o competencias del otro. Esta dimensión reconoce que la confianza requiere cierta sensación de que el otro es capaz de actuar de una manera que satisfaga nuestras expectativas.

La integridad es el grado en el que el administrador se adhiere a los principios que son aceptables para la persona que confía. Esta dimensión conduce a una confianza basada en la coherencia de las acciones pasadas, la credibilidad de la comunicación, el compromiso con las normas de equidad y la congruencia de la palabra y los hechos del otro.

La benevolencia es la valoración que hacemos de que la persona en la que confiamos se preocupa lo suficiente por nuestro bienestar como para promover nuestros intereses o, al menos, no obstaculizarlos. Las intenciones o los motivos que percibe el otro de la persona de confianza son lo más importante. La comunicación honesta y abierta, la delegación de decisiones y el hecho de compartir el control son indicios de la benevolencia de la persona.

Como podemos ver, la decisión de confiar en otra persona o no, dependerá mucho de nuestra percepción y de la posibilidad de obtener información lo más veraz posible.  Esto ya representa un desafío porque nuestro juicio está influido por muchos factores. 

Por ejemplo, con qué oreja estoy escuchando, los estereotipos y sesgos con los que estoy categorizando a la otra persona porque pertenece a un grupo determinado y por ende los prejuicios hacia ese grupo que me impiden ver las diferencias que pueden existir a nivel individual.

Muchas veces ni siquiera estamos conscientes de estos sesgos y prejuicios porque se han introducido de manera muy sutil en nuestras percepciones. 

Aunque es probable que estas tres dimensiones estén vinculadas entre sí, cada una contribuye por separado a influir en el nivel de confianza en el otro dentro de una relación. 

Sin embargo, es probable que la capacidad y la integridad influyan más al principio de la relación, ya que la información sobre la benevolencia de uno necesita más tiempo para surgir. 

El efecto de la benevolencia aumentará a medida que se estreche la relación entre las partes. La siguiente sección describe con más detalle el desarrollo de la confianza en las relaciones.

Ejercicio de evaluación recíproca

Por favor, realicen el siguiente ejercicio de reflexión.

Fuente:

https://www.beyondintractability.org/essay/trust-building