En nuestras vidas, nos encontramos con conflictos en todos los contextos sociales y a todos los niveles. Estos conflictos suelen escalar y provocar separaciones en las familias, discordias en el lugar de trabajo y hostilidades entre grupos sociales o entre Estados que dan lugar a atentados, desplazamientos, guerras y sufrimientos indescriptibles.
Aunque la coexistencia pacífica y constructiva es la norma en la mayoría de las sociedades, o al menos el objetivo, afrontar las diferencias no es algo natural para todas las personas.
Esto plantea una y otra vez cuestiones fundamentales como
Cuando tratamos sistemáticamente diversos conflictos y su mediación, aprendemos a comprender cuatro hechos sencillos y al mismo tiempo fundamentales.
Los conflictos, las diferencias de todo tipo, son componentes esenciales y completamente normales de toda interacción humana y social. Forman parte de la condición humana, igual que el nacimiento y la muerte o el día y la noche son acontecimientos naturales irrevocables.
-Se basan en el hecho de que cada persona -y lo mismo cabe decir de los grupos- tiene un carácter sociocultural específico e individual y, por tanto, vive experiencias diferentes a las de sus homólogos. Ven el mundo a su manera y lo juzgan en consecuencia, por lo que también tienen preocupaciones, necesidades y temores distintos de los de los demás. Estas diferencias se expresan en cada disputa.
En una disputa o pelea, lo mas importante es ser escuchado(a) y comprendido(a). Esto significa aprecio y reconocimiento, dos ingredientes vitales para una buena cooperación y convivencia.
El simple reconocimiento de otros puntos de vista y la voluntad de todas las partes implicadas de tratar las diferencias de forma constructiva -y no tomarlas como insultos personales- suele conducir a la clarificación o incluso a la resolución de un conflicto.
Las y los mediadores siguen procesos de reflexión claramente definidos y utilizan preguntas para descubrir las razones de los conflictos.
El objetivo de trabajar con preguntas es explorar y comprender las distintas perspectivas del conflicto y hacer que las partes en conflicto comprendan mutuamente los distintos sentimientos, intereses y necesidades asociados al mismo.
Formulando preguntas, puede ser posible que adopten una visión diferente y nueva de su problema.
Además, el arte de la mediación consiste en identificar lo que une a las partes, los conectores.
Rastrear lo que les une planteando preguntas puede arrojar nuevas luces sobre una situación y revelar posibles soluciones. Las formas de pensar arraigadas se disuelven y dejan paso a algo sorprendentemente nuevo.
Dado que esta forma de pensar es la base de la mediación, se denomina pensamiento mediador.
El pensamiento mediador tiene un gran potencial si se entiende no sólo como una herramienta metodológica en situaciones de crisis, sino también como una filosofía de vida muy práctica.
El pensamiento mediador puede contribuir tanto a la satisfacción personal como a la buena convivencia social si cada vez más personas aprenden a considerar primero lo que realmente subyace a los conflictos pequeños y grandes y cómo pueden abordarlos de forma constructiva y, si es posible, satisfactoria para todas las partes implicadas.
La mentalidad o forma de pensar subyacente y el enfoque metodológico de la mediación deberían convertirse en conocimiento general y no reservarse únicamente a las y los mediadores como especialistas.
¿Por qué no podría el mayor número posible de personas aprender a pensar de forma mediadora para poder afrontar por sí mismas sus conflictos menores y mayores sin miedo y con confianza, del mismo modo que es completamente normal utilizar primero el botiquín de primeros auxilios para heridas leves o simplemente agarrar un paraguas cuando llueve? Los conflictos y las disputas son normales, ocurren todos los días, por lo que la capacidad de abordarlos de forma racional y constructiva debería ser igual de obvia y natural.
¿Cómo podemos contribuir a que el pensamiento mediador se convierta en conocimiento común y su práctica forme parte del saber hacer cotidiano?
¿Cómo podemos alcanzar una masa crítica en nuestra sociedad para que el pensamiento y la acción mediadores se conviertan en la norma social?
He aquí algunas ideas:
Sin embargo, todo proceso de cambio social empieza siempre por la transformación personal, incluida nuestra propia transformación como facilitadores(a) de la transformación de conflictos y/o de procesos de desarrollo sostenible.
“El ser humano es el ser que siempre decide.
¿Y qué decide?
Lo que él o ella será en el momento siguiente”.
Viktor E. Frankl
Fuentes:
Zanolli, Noa. (2020). Vom guten Umgang mit Differenzen. Mediatives Denken. Wolfgang Metzner Verlag. Frankfurt am Main. Páginas: 7-12
Muckenhirn, Rita. Reflexiones sobre el pensamiento mediador. Febrero 2024.