Introducción
Módulo 1: Fundamentos de la Transformación de Conflictos
Módulo 2: Comprendiendo el conflicto I - Bases y Enfoques
Módulo 3: Comprendiendo el conflicto II - Herramientas
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El ser humano en la sociedad

El ser humano y el mundo

Rudolf Steiner volvió a desarrollar los principios de diseño de los organismos sociales a partir de los lemas mal entendidos de la Revolución Francesa de 1789, “¡Libertad, Igualdad, Fraternidad!”

Demostró que cada uno de los tres principios debe aplicarse a un ámbito social diferente:

La libertad debe ser el principio básico para la vida espiritual-cultural de la sociedad, la igualdad para la vida jurídica en una sociedad democrática y la fraternidad para la vida económica. Por ello, Steiner aboga por una triple estructura de la comunidad macro-social.

¿Cómo nombrarías al centro de esta triada sistémica?

El ser humano como ser espiritual

Como ser espiritual, el hombre se esfuerza por desarrollarse y evolucionar y participa en la vida espiritual-cultural de la sociedad. Por lo tanto, para cumplir esta función, en la vida espiritual-cultural debe regir el principio fundamental de la libertad garantizando a cada individuo la libertad de expresión, la libertad de pensamiento, de investigación y de enseñanza; la libertad de elección de la religión, de la escuela y de la profesión, etc.

Las instituciones de la esfera espiritual-cultural de la sociedad (por ejemplo, las escuelas, los medios de comunicación, el teatro, la investigación, la iglesia) deben gozar de la mayor autonomía posible, de libertad de dirección y de libertad en la configuración y gestión de las instituciones.
De lo contrario, el control estatal de la vida cultural conduce a la esterilidad; un sistema escolar estatal que intenta determinar los objetivos, los contenidos y las formas de enseñanza conduce como una cuasi “religión de Estado” (E. Reimer 1972, e I. Illich 1972, p.25) a la mayor falta de libertad y a la disfuncionalidad.

Dondequiera que haya terror de las ideas, censura de la opinión, o la vinculación y el alineamiento de la investigación y la enseñanza a los intereses económicos y políticos, se niega el requisito básico de la libertad en la esfera intelectual y cultural. La sociedad carece entonces de una fuente de auto-renovación que funcione. Se produce alienación o enajenación en la esfera espiritual.

El ser humano como ser físico

Como ser físico, en la vida económica el ser humano depende de los servicios de otros para satisfacer sus necesidades. Cuando no puede contar con esta solidaridad elemental de sus semejantes, su existencia material está en peligro. Por ello, este principio de solidaridad -de fraternidad- es el verdadero requisito básico en la vida económica.

Por lo tanto, la producción de servicios debe estar dirigida principalmente a las necesidades de las y los demás y no al beneficio propio. De lo contrario, la interdependencia debe conducir a las formas más flagrantes de chantaje y explotación económica.

La alienación se produce en la vida económica allí donde la demanda se produce de manera artificial (I. Ilich 1972, p. 58) y donde la necesidad de las y los demás se explota simplemente para el enriquecimiento de las y los productores (empresarios y trabajadores); donde las personas se dirigen simplemente como rebaños de consumidores y se les empuja a una mayor unilateralidad; donde el ser humano productor se convierte en un mero animal de rendimiento o en un robot de rendimiento sin tener en cuenta el sentido de su trabajo y producto generado, es decir, ¡la necesidad de las y los demás! – de su trabajo y rendimiento. La explotación puede darse en este sentido entre el empresario y el trabajador, y también en la relación entre el o la productor/a (incluido el o la trabajador(a) y el o la consumidor(a).

El ser humano como un ser con alma

Como un ser con alma, el ser humano mantiene diversas relaciones con sus semejantes. Para ello, se han desarrollado “reglas del juego”, tanto informales como formales, que regulan el trato con personas de diferentes orígenes y objetivos, diferentes puntos de vista y capacidades, etc. Un sistema jurídico completo regula los ámbitos vitales en los que la percepción unilateral de los intereses de una persona podría suponer una amenaza para la existencia de otras. La vida jurídica garantiza así la igualdad de oportunidades para todos(as), sin distinción de personas.

En un sistema jurídico, las personas se enfrentan como portadoras de derechos y obligaciones que no pueden interpretarse ni aplicarse arbitrariamente de forma diferente.
En el ámbito de la vida jurídica, el principio supremo es, pues, el de la igualdad.
Esto significa dos cosas: por un lado, que todas las personas o grupos deben tener igual acceso a las instituciones de creación de leyes y jurisprudencia, a pesar de los diferentes intereses o valores. Por otro lado, todos los y las sujetos de derecho, sin distinción, deben ser tratados por igual según estas normas.
Dondequiera que se viole este importante principio, hay un gobierno arbitrario en forma de dictadura de élite o de masas; dondequiera que se ignore el principio de igualdad en la vida jurídica, surge la discriminación, como por ejemplo en Irlanda del Norte (sobre esto véase F. Glasl 1978) o en su momento en Sudáfrica con la política del apartheid.

En este caso, la desigualdad legal se institucionaliza y, como resultado, se produce una alienación sustancial en la esfera social. Para los grupos discriminados, las vías legales para cambiar el sistema están corrompidas, por lo que sólo las estrategias revolucionarias y violentas de cambio parecen ser eficaces para ellos.

Las tres esferas sociales y el conflicto (potencial)

Dado que todo ser humano es un ser de cuerop, alma y espíritu, cada individuo participa en la vida espiritual-cultural, así como en la estatal-legal y también en la económica de su sociedad y puede exigir libertad, igualdad y fraternidad para sí mismo(a). Pero tendría que concederlas igualmente a sus semejantes.

Este es el punto de partida de los principios de configuración socio-ecológica: las tres dimensiones del ser humano son fundamentalmente diferentes entre sí; el entorno social tiene que permitir y promover la afirmación y el desarrollo de los tres elementos del ser; por lo tanto, se distinguen tres esferas, áreas o subsistemas en las entidades sociales, que deben diseñarse basado en principios diferentes.

Al desconocer o no respetar estos “principios socio-ecológicos”, el ser humano se ve obstaculizado por las instituciones sociales creadas en el desarrollo de su ser, es decir, es conducido a la alienación (véase sobre los fenómenos de alienación basados en esto: F. Glas 1980 c).

Por lo tanto, el desconocimiento de estas conexiones siempre crea un potencial de conflicto, es decir, la gente puede darse cuenta de las condiciones de vida inhumanas y puede luchar contra ellas. Esto puede verse en todos los conflictos de emancipación, movimientos de liberación y procesos de democratización hasta las reformas en Rusia y otros estados de Europa del Este.

Fuente: Friedrich Glasl. Konfliktmanagement. Haupt Verlag. Stuttgart. Páginas 31 a 36