Módulo 4: Diseñar caminos hacia la paz
Módulo 5.1. Intervenciones para la Resiliencia
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Cuidarse con responsabilidad

Cuidarse con responsabilidad

En un contexto profesional, solemos recibir información clara sobre de qué somos exactamente responsables basándonos en la descripción de nuestro trabajo. Por desgracia, esto no existe para la propia vida en su totalidad. Cada persona debe decidir por sí misma, en el marco de las normas sociales y teniendo en cuenta su conciencia, lo que quiere hacer o dejar de hacer.

Por supuesto, esto sólo es posible si tenemos verdadera libertad de acción, es decir, si realmente pudiéramos actuar de otra manera basándonos en nuestra propia decisión. En consecuencia, la autorresponsabilidad significa que nos atenemos a lo que hacemos o dejamos de hacer y asumimos las consecuencias. Además, somos corresponsables de otras personas que aún no pueden o sólo pueden asumir parcialmente la responsabilidad de sí mismas, por ejemplo, nuestros hijos(as) o nuestros padres ancianos. Responsabilízate de ti mismo(a), de tu situación vital actual y futura.

Cosecharás este beneficio:

  • Tu bienestar depende de ti y no de cómo se comporten las y los demás contigo. Tú decides cómo te sientes con las creencias que tienes sobre ti mismo(a). Y tú mismo puedes controlar tus sentimientos.
  • No dependes de las y los demás ni de su aprobación de lo que consideras correcto en tus acciones. Puedes definir tus criterios que te guían en tus acciones.
  • No eres víctima de otras personas o circunstancias, sino que tienes opciones. Dependiendo de la situación, siempre puedes replantearte qué camino es el mejor para hacer realidad tus deseos y objetivos.
Escuchar las propias entrañas con atención

Un aspecto central de la autorresponsabilidad consiste en ser consciente de los propios límites y respetarlos. Sobre todo las personas acostumbradas a actuar con bastante independencia suelen estar muy orientadas al rendimiento, se ven a sí mismas capaces de trabajar bajo mucha presión y exageran sus esfuerzos.

Esto es válido tanto para una madre que quiere cuidar lo mejor posible de sus hijos(as) como para una persona orientada a su carrera que cree que tiene que hacerlo todo ella misma y quiere tenerlo todo bajo control. Es importante que aprendamos a escuchar nuestra voz interior.

Seguro que has oído hablar de la utilidad de las listas de pros y contras. Con esta estrategia, recopilas todos los argumentos posibles a favor o en contra de una decisión. Con el instinto, tomas el camino exactamente opuesto. Sientes “desde las tripas” si algo encaja o no.

El psicólogo Georg Gigerenzer describe la corazonada o intuición como un juicio que aparece rápidamente en nuestra conciencia, de cuyas razones profundas no somos plenamente conscientes y que es lo suficientemente fuerte como para actuar en consecuencia. Según sus estudios, nuestras decisiones viscerales son claramente mejores que las racionales, sobre todo en situaciones complejas.

Prestar atención a la voz interior

Puedes entrenar tu instinto empezando a prestar más atención a tus sentimientos y necesidades. Tal vez ya hayas tenido una experiencia de este tipo: entras en un edificio o en una habitación e inmediatamente notas que te sientes algo incómodo(a) allí. O conoces a una persona e intuitivamente algo te dice que tengas cuidado.

Reflexiona:

¿Haces siempre lo que quieres?

¿Con qué frecuencia te adaptas, valoras los deseos de las demás personas como más importantes?

Imagina esta escena: Tienes un día libre, el sol brilla y quieres hacer una pequeña excursión a tu lago favorito. El brillo del sol sobre el agua es para ti un elixir de vida. Por supuesto, también estaría bien que te acompañara tu pareja. Te hace la siguiente sugerencia: “Vamos a la montaña y a la vuelta podemos visitar a mis padres”.

Tu conciencia te dice: “Así es, tendremos que volver a verlos”. Y aceptas por motivos de razón, aunque te hubiera encantado(a) ir al lago. Seguro que puedes aplicar este ejemplo a muchas otras situaciones en las que no has escuchado lo suficiente a tu voz interior.

No me malinterpretes: creo que los compromisos son absolutamente necesarios en la convivencia. Poner tus propios deseos en un segundo plano también puede formar parte de ello, pero no debería ocurrir todo el tiempo, porque si no, de repente tendrás la sensación de que tu pareja nunca ha mostrado ninguna consideración por lo que es importante para ti y no te entiende en absoluto.

Esos sentimientos extremos sólo se acumulan cuando no nos fijamos durante demasiado tiempo y nuestro subconsciente toma el control. Sin embargo, nuestro cuerpo es un consejero incorruptible si estamos dispuestos(as) a escuchar sus señales. Presta atención a los tirones o gruñidos en el estómago que significan que algo no va bien para ti. Porque sólo entonces podrás tomar contramedidas.

Contrarrestar el agotamiento o burnout

Una amiga mía lleva tiempo quejándose de insomnio persistente. Es autónoma, tiene bastante éxito y suele estar bajo presión. Durante mucho tiempo se presionaba constantemente con el “tengo que” y era una jefa muy estricta.

Entre Navidad y Año Nuevo, quería acabar de una vez con todo lo que le quedaba por hacer. Debido a su insomnio, fue a ver a su entrenador poco antes de las fiestas. Sin embargo, tras explicarle brevemente la situación, el entrenador se negó a trabajar con ella porque, desde su punto de vista, sólo necesitaba tomarse un descanso.

Al final, mi amiga voló a Egipto -sin portátil, ésa era la condición- sólo con unas cuantas novelas ligeras en el equipaje. La distracción de la lectura y unas cuantas excursiones por la tierra de los faraones le proporcionaron nuevas fuerzas, de modo que su insomnio disminuyó considerablemente después. Sin embargo, también fue crucial que durante las vacaciones se diera cuenta de que se estaba sobreexplotando y, una vez en casa, se impusiera nuevas reglas para organizar su jornada con descansos adecuados.

Cuidar mejor de uno(a) mismo(a)

Responsabilizarse de uno(a) mismo(a) significa aceptarse con sus puntos fuertes y débiles, escuchar su voz interior y cuidar de uno(a) mismo(a), tener claro a qué dice sí y a qué dice no, saber cuándo recargar combustible antes de salir corriendo de nuevo.

Cuidar de nosotros(as) mismos(as) de la manera que se adapte a nuestras necesidades en cada momento, eso es actuar con responsabilidad.

Para poder actuar con libertad, ahora y en el futuro, también hay que ocuparse activamente del pasado.