Ser resiliente significa ser capaz de hacer frente bien a las adversidades de la vida.
La resiliencia o resistencia mental parece ser algo natural para algunas personas. Pero está demostrado que la aprendemos en la infancia. Por lo tanto, también podemos desarrollarla y reforzarla a lo largo de nuestra vida para poder recuperarnos rápidamente como un tentempié en una crisis.
Las cargas, el estrés y los retos más diversos son un problema para todos(as). Pero algunas personas se mantienen como una roca en la vida, mientras que otras se caen a la primera ráfaga de viento y les cuesta mucho volver a levantarse.
¿Por qué algunas personas afrontan mejor las crisis que otras?
¿Qué les hace psicológicamente más resistentes = resilientes?
El concepto de resiliencia se desarrolló a partir de un estudio a largo plazo de Emmy Werner, una psicóloga del desarrollo estadounidense. Observó y analizó durante 40 años a unos 700 hawaianos nacidos en 1955 desde su infancia.
Estaba especialmente interesada en cómo las personas que crecieron en circunstancias difíciles, como la pobreza y la violencia, pueden sin embargo desarrollar una buena resiliencia psicológica.
A partir de este estudio, se pudieron definir siete factores clave que determinan si las personas son resilientes y, por tanto, pueden hacer frente a las crisis o incluso salir fortalecidas de tales situaciones.
Esta capacidad puede describirse como el sistema inmunitario del alma o, aún más acertadamente, como la capacidad de mantenerse en pie.
La aceptación, el optimismo, la autoeficacia, la responsabilidad, la orientación a la red, la orientación a la solución y la orientación al futuro se nombran como claves decisivas.
Los prerrequisitos para adquirir estas claves los solemos recibir en la infancia.
Son importantes
Los ejercicios de las distintas unidades se basan principalmente en técnicas básicas de la Psicología Neurolingüística (PNL).
La PNL se define como la estructura de la experiencia subjetiva. Esto significa lo siguiente:
A lo largo de nuestra vida vivimos una serie de experiencias formativas, aprendemos a encontrar nuestro camino en el mundo. Almacenamos todas estas experiencias en nosotros como una combinación de percepciones de nuestros cinco sentidos. Generalizamos muchas cosas como patrones, de modo que podemos hacer algunas cosas sin tener que pensar mucho en ello o desconcertarnos sobre cómo funciona algo. Así se enciende nuestro piloto automático. Por ejemplo, todos hemos desarrollado un cierto patrón para conocer a otras personas: más bien reservados y cautelosos o con una sonrisa ganadora y dispuestos a establecer contacto de inmediato. Hemos desarrollado patrones de pensamiento para evaluar el impacto del comportamiento: actitudes de pensamiento optimistas o más pesimistas.
También puede haber una influencia genética en algunos patrones de comportamiento de las personas, pero la mayor parte se ha desarrollado a través de nuestra “programación” individual basada en las experiencias que hemos tenido.
Estos patrones de comportamiento y pensamiento se crean a través de la interacción entre el cerebro (neuro), el lenguaje (lingüística) y el cuerpo. Muchos de los patrones de pensamiento se formaron en nuestra infancia y adolescencia. Algunas de las cosas que tenían sentido entonces ahora son bastante ineficaces y no conducen a una vida satisfactoria y plena. Es necesario cambiar estos patrones ineficaces.
La PNL fue desarrollada por el psicólogo Richard Bandler y el lingüista John Grinder a principios de los años 70 en la Universidad de California en Santa Cruz. Analizaron qué técnicas y enfoques utilizaban las y los terapeutas que tenían más éxito. Estudiaron sobre todo los métodos de trabajo del terapeuta Gestalt Fritz Perls, la terapeuta familiar Virginia Satir y el hipnoterapeuta Milton H. Erickson.
Los formadores de PNL Robert Dilts y Tad James, en particular, desarrollaron el concepto de forma decisiva. Las técnicas de la PNL se basan en varios supuestos. El psicólogo y psicoterapeuta Thies Stahl, uno de los primeros formadores de PNL en Alemania, los formula así:
Recursos en PNL
En PNL, los recursos son todo aquello que sirve para alcanzar los objetivos deseados. Los recursos pueden ser externos o internos. Los recursos externos son, por ejemplo, otras personas, tiempo o dinero. Los recursos internos son cualidades que alguien posee, su potencial, es decir, puntos fuertes, talentos, convicciones y estrategias.
Con la ayuda de estas premisas básicas, podemos diseñar nuestro mundo interior igual que nuestro mundo exterior. Igual que arreglamos una habitación, también podemos controlar nuestra cabeza, nuestro corazón y nuestro estómago. La forma en que vas por el mundo hasta ahora está bien, por supuesto. Pero, ¿quizá haya formas aún mejores?
Cambiar algo no siempre es fácil, sobre todo si llevamos años repitiendo ciertos patrones. Así es como construimos en nuestro cerebro autopistas del pensamiento que no tienen salida durante largos tramos. Pero, sinceramente, ¡conducir siempre por la autopista es aburrido! Mucho más emocionantes son las pequeñas carreteras secundarias que atraviesan el paisaje de forma variada.
Con los siguientes ejercicios, allanarás nuevos caminos para tu cerebro.
Fuente: Heller, Jutta. 2013. Gräfe und Unzer Verlag GmbH. München. S. 8 – 14