Módulo 1: Fundamentos
Módulo 2: Primeros Auxilios Psicológicos
Módulo 3: (Auto)ayuda ante los síntomas post-traumáticos
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El trauma es una herida

El trauma visto como herida

“Hay heridas que nunca se muestran en el cuerpo y 
son más profundas y dolorosas que cualquier cosa que sangre.”
Laurel K. Hamilton.

“Trauma” es una palabra de origen griego que significa herida. El trauma psicológico es el desgarro emocional que se desencadena por eventos angustiosos o no manejables que amenazan la existencia y el bienestar, y que dejan una marca en nuestro ser. El trauma emocional altera nuestro sentido de identidad y la forma de relacionarnos tanto con nosotros mismos como con el entorno y con las demás personas.

Utilizar la analogía de una herida física puede ser útil para comprender mejor el trauma emocional y contribuir a romper la barrera, el estigma y la vergüenza que a menudo lo acompañan. Retomar el origen de la palabra puede ayudarnos a derribar las barreras emocionales y mentales que obstaculizan nuestra capacidad de conectar con el dolor propio y el ajeno.

Una herida física duele e impide funcionar como antes y nos exige cambios en la manera de movernos, interactuar y expresar afecto, nos hace más vulnerables y nos obliga a manejar las situaciones con más cautela y posiblemente con miedo y desconfianza.

Puede hacer que la piel se vuelva más resistente, más gruesa e insensible, o lo contrario puede hacer que el menor toque se sienta como un garrotazo. Una herida puede causar impaciencia, irritación, desgana. Hay heridas que avergüenzan y que se intentan ocultar.

No todas son comprendidas o respetadas por las demás personas y pueden convertirse en el motivo por el que se juzga a una persona. A la vez sabemos que todos somos susceptibles de sufrirlas, que es posible cuidarlas y sanarlas y que pueden ser un recordatorio de una experiencia vivida y una lección aprendida, el comienzo de un camino hacia la gratitud y el propósito.

Diferencia entre evento traumático y trauma

“El trauma no es lo que le pasa a una persona, 
sino lo que ocurre en su interior.”
Gabor Maté.

Es esencial comenzar nuestra conversación sobre el trauma diferenciando dos conceptos que frecuentemente se confunden, evento traumático y trauma.

  • El evento traumático es el evento en sí, como puede ser un ataque, un abandono, un accidente o un desastre natural. En la teoría de la resiliencia se conoce también como el shock o estresor (factor de estrés).
  • El trauma es lo que ocurre dentro de nosotros(as) de forma subjetiva como respuesta a dicho evento o serie de eventos.

Es como un plato de comida que no podemos digerir, una herida que no cicatriza o un nudo en una cuerda que no podemos deshacer.

Lo que cada uno podemos manejar varía de persona a persona, de momento vital a momento vital.

Los sucesos considerados traumáticos son aquellos que impactan profundamente en nuestra vida y cuestionan nuestra seguridad o supervivencia. Si bien supervivencia y seguridad pueden estar vinculadas, no siempre es así. Algunos amenazan directamente a nuestra vida física, como guerras, enfermedades o atentados. Estos son universalmente reconocidos como traumáticos y ponen en riesgo nuestra seguridad y también nuestra supervivencia.

Hay otras situaciones que, aunque no comprometen nuestra vida física, afectan a nuestra sensación de seguridad personal, nuestro bienestar físico, mental, emocional y a la esencia de nuestro ser.

Ejemplos:

Cuando unos padres se separan o se pelean continuamente delante de un niño, éste no está necesariamente en riesgo de supervivencia. Sin embargo, el mundo tal y como lo conoce el niño y en el que hasta ahora confiaba se ve derrumbado.

Del mismo modo, si de adultos somos manipulados, nos vemos obligados a actuar en contra de nuestros valores, vivimos una separación conflictiva o sufrimos un duelo tras una muerte inesperada, entonces, nuestra percepción de la vida, nuestro sentido de identidad, de seguridad y la confianza que teníamos en nuestro entorno e incluso en nuestras propias capacidades se ven desafiados.

Estas experiencias pueden alterar nuestra estabilidad emocional y psicológica, llevándonos a cuestionar nuestras creencias fundamentales y nuestra capacidad para relacionarnos con los demás de manera segura y auténtica.

Cada experiencia traumática es única

Cada experiencia traumática tiene un efecto subjetivo sobre la persona que la vive.

Lo que afecta a una persona puede no afectar a otra. Lo que nos afecta hoy puede no afectarnos en otro momento.

Cada uno de nosotros(as), en cada etapa de nuestra vida, tenemos nuestras fortalezas y vulnerabilidades que influyen directamente en el impacto de lo que vivimos. Cuando alguien comparte su sufrimiento con nosotros(as), no podemos juzgar lo que es traumático y lo que no lo es, porque cada individuo es distinto, sólo podemos escuchar para entender su experiencia emocional subjetiva.

 

"Estar plenamente vivo y completamente despierto significa 
ser lanzado continuamente fuera del nido.”
Pema Chödrön

Este lanzamiento representa cada evento traumático que vivimos que puede variar en magnitud. Tras algunos eventos, podremos volar y nunca llegar a caer, en otros nos caeremos y levantaremos, pero en algunos caeremos y no sabremos cómo levantarnos.

El trauma es esa huella psicológica y emocional que se forma y persiste cuando un acontecimiento nos sobrepasa y cuando mina nuestro sentido de control y capacidad de reacción. Ahí el sentimiento de impotencia se ancla en nosotros(as), afectando a nuestra manera de afrontar la vida a partir de ese momento.

Es ley de vida padecer momentos de inflexión y dolor que cuestionan nuestro lugar en el mundo, nuestra razón de ser y que nos obligan a afrontar la incertidumbre de lo que es existir.

Nacer y salir de la seguridad y protección del útero, el primer día del colegio separados de nuestros padres o cuidadores, una pandemia o las reglas impuestas por esa pandemia son todos eventos emocionalmente desafiantes por los que casi todos hemos pasado.

Los eventos traumáticos son momentos difíciles para los que no estamos preparados(as) y a los que sentimos que no podemos responder. Los efectos de estos sobre nuestra forma de ser, de afrontar la vida, de relacionarnos con nosotros(as) mismos(as) y con lo demás se describen como trauma.

Nivel de exposición y grado de sensibilidad

Acá volvemos a nuestro desempacado del concepto de resiliencia.

Como arriba planteado, cada experiencia traumática es única porque aún un mismo evento puede tener diferentes niveles de magnitud o gravedad, es decir, niveles de exposición.

También depende del grado de sensibilidad en el que se encuentra la persona o comunidad actualmente. Ésta también puede variar de una persona a otra aún cuando están expuestas al mismo shock o factor de estrés.

Por ende también nuestras respuestas no pueden ser uniformes.

Necesitamos disponer de una caja de herramientas amplia, desarrollar nuestras competencias y también la intuición para poder identificar las necesidades de cada persona, grupo o comunidad en un momento dado.

Fuente:

Macaya, María. (2024). Yoga sensible al trauma. Sanando desde el interior. Plataforma Editorial. Barcelona. Pág. 35-39