Fuente: Nidal al-Mughrabi /Resumen de Medio Oriente, 23 de octubre de 2023. Palestina. Niños de Gaza sufren fuertes traumas por los bombardeos israelíes.
“Todas y todos queremos ser normales.
La vida, incluso la vida normal, es ardua, exigente y,
en última instancia, amenazante.
Todos tenemos que lidiar con ella y
ninguno de nosotros realmente sabe cómo.”
Mark Epstein
Entender los tipos de trauma nos permite encuadrar y comprender las diversas experiencias que pueden llevar a una persona a vivir con las secuelas del trauma. Conocer estos tipos nos ayuda a identificar y entender las principales causas de trauma, desde los eventos aislados hasta las situaciones prolongadas y repetitivas.
El trauma agudo actúa como un golpe contundente dejándonos temporalmente atordidos.
Algunos ejemplos son eventos como un accidente, un asalto o una pérdida. A pesar de ser experiencias abrumadoras y desafiantes, seguimos recordando una vida previamente estable y mantenemos las redes de apoyo a las cuales podemos regresar.
Un ejemplo en nuestra historia contemporánea, el ataque a las Torres Gemelas en Nueva York el 11 de septiembre del 2001.
El trauma crónico es el resultado de una exposición prolongada a situaciones adversas que se convierten en una parte significativa de nuestra cotidianidad. Por ejemplo, experiencias extendidas de violencia, abuso emocional, físico o sexual, negligencia o vivir bajo condiciones extremadamente adversas, como en zonas de conflicto armado o de pobreza extrema. La discriminación y desigualdad en el acceso a oportunidades y servicios es también una forma de trauma crónico.
Incluso cuando las experiencias individuales pueden no ser consideradas traumáticas, el efecto acumulativo se vuelve insostenible.
Ejemplo reciente, la pandemia de COVID-19.
El trauma complejo se refiere a aquellas experiencias dolorosas y repetitivas que se entrelazan.
Este trauma se construye a partir de situaciones continuas y múltiples de abuso, negligencia o adversidad, marcadas por la sensación de estar atrapados sin salida. Además, es un trauma interpersonal, frecuentemente infligido por aquellas personas que deberían cuidarnos o en quienes confiamos, jugando un papel crucial en nuestro desarrollo y en nuestra percepción del mundo y la humanidad. Frecuentemente se asocia con la infancia, pero también puede ocurrir en edad adulta.
Un ejemplo actual es Oprah Winfrey, presentadora de televisión, actriz, productora y filántropa estadounidense, quien habló abiertamente sobre su difícil infancia, que incluyó abusos físicos, sexuales y emocionales. Creció en la pobreza y se enfrentó a múltiples formas de maltrato y abandono.
El estudio ACE (Adverse Childhood Experiences) realizado en los años 90, investigó cómo las experiencias adversas en la infancia, como el abuso, la negligencia o la disfunción familiar afectan a la salud y al bienestar a largo plazo.
Los resultados del estudio mostraron que estas experiencias están fuertemente correlacionadas con problemas de salud física y mental en la adultez, incluyendo enfermedades crónicas, comportamientos de riesgo y disminución de la esperanza de vida.
Al conocer los síntomas principales del trauma, es posible entender un diagnóstico del que se oye hablar y que aparece repetidamente en las noticias: el trastorno por estrés postraumático (TEPT), conocido en inglés como PTSD (Post Traumatic Stress Disorder).
Llegar a este diagnóstico no fue nada fácil. Hasta 1980, el “Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales” (DSM), publicado por la Asociación Americana de Psiquiatría, reconocía otras reacciones a eventos traumáticos bajo diferentes nombres.
El DSM-I, publicado en 1952, incluía términos como “reacción de estrés de combate”, relacionada principalmente con la experiencia de los soldados en la guerra o la histeria, un diagnóstico amplio y vago que se le daba principalmente a las mujeres para encuadrar una variedad de síntomas y comportamientos que no se comprendían completamente y que a menudo se creía relacionado con el útero.
Afortunadamente, con el desarrollo de la psiquiatría moderna y la evolución de los manuales diagnósticos como el DSM, el concepto de histeria comenzó a ser desmantelado y reemplazado por diagnósticos más específicos y menos cargados de connotaciones de género. El reconocimiento más formal y sistemático del TEPT en 1980 representó un avance significativo en el entendimiento y tratamiento de los trastornos relacionados con el trauma.
Para ser diagnosticada de TEPT, una persona tiene que haber estado en contacto directo con el evento traumático o serie de eventos con T mayúscula, ya sea por experiencia propia, por haber sido testigo de ellos o por haber estado expuesta repetidamente a sus detalles, como sucede con los profesionales que asisten a las víctimas.
Desde ahí se evalúan los síntomas de intrusión, evitación, hiperactividad, cognición y estado de ánimo. Para ser considerados como tales, estos síntomas deben provocar un sufrimiento considerable o un deterioro funcional que no puedan ser atribuibles a sustancias o condiciones médicas.
Estos efectos deben persistir durante más de un mes.
El camino hacia el reconocimiento del TEPT ha sido largo y lleno de desafíos, pero ha permitido un mejor entendimiento y el tratamiento de las personas afectadas por el trauma, ofreciendo esperanza, comprensión y alivio.
El trastorno de estrés postraumático (PTSD) es una posible reacción posterior a un evento traumático único, prolongado y/o repetido.
Las formas comunes de expresión incluyen
Todas estas formas de expresión pueden tener un gran impacto en la vida cotidiana.
Estos tipos de trauma no están incluidos per se en el DSM-5. Sin embargo, son ampliamente reconocidos en la literatura psicológica y entre las y los profesionales de la salud mental. Conocerlos nos ayuda a entender algunas de las causas del trauma.
El trauma de desarrollo ocurre durante los años cruciales del desarrollo infantil, cuando experiencias adversas como el abuso, la negligencia o una crianza extremadamente consistente interfieran en el desarrollo emocional, social y cognitivo del niño.
El trauma de apego surge de relaciones de cuidado significativamente inestables o inseguras durante la infancia.
El trauma institucional se da como resultado de políticas, prácticas o culturas abusivas, negligentes o dañinas dentro de organizaciones o instituciones como escuelas, hospitales, prisiones o el sistema de cuidado de menores o legal.
El trauma secundario o vicario ocurre cuando una persona desarrolla síntomas similares a los del trauma al estar expuesta al sufrimiento o a las experiencias traumáticas de otros, particularmente en contextos profesionales como el trabajo de terapeutas, médicos o socorristas.
Existen diferentes formas de trauma que afectan a comunidades o sociedades enteras.
Las catástrofes naturales como los huracanes, los tifones, los tsunamis, los terremotos y los volcanes pueden provocar un estrés y un trauma generalizados.
El trauma colectivo ocurre cuando eventos devastadores como desastres naturales, conflictos bélicos, epidemias o actos de violencia masiva impactan simultáneamente a un grupo de personas conectadas por geografía, creencias o vínculos sociales. Estos eventos no sólo afectan a los individuos, sino que también desestabilizan y transforman las comunidades en su conjunto.
La globalización y las redes sociales han amplificado el alcance y la percepción de estos traumas, conectando a personas de diferentes lugares y aumentando el impacto emocional. El trauma colectivo reconoce tanto las experiencias individuales dentro del grupo afectado como la capacidad de la comunidad para unirse y sanar en conjunto. En general, el nivel de estrés y trauma puede correlacionarse con el hecho de que si los servicios gubernamentales o la sociedad civil sean resistentes y capaces de responder para satisfacer las necesidades humanas.
Ejemplos en los últimos siglos son el holocausto en la Segunda Guerra Mundial, la esclavitud transatlántica o la Guerra Civil Española.
Dependiendo de las causas, los procesos de sanación pueden enfrentar desafíos diferentes.
Los fallos humanos, como el derrumbe de edificios, la ruptura de diques, los accidentes aéreos, los accidentes nucleares y la contaminación química, también pueden causar un trauma generalizado y suelen ser más difíciles que las catástrofes naturales. La gente puede culpar a un número relativamente pequeño de individuos responsables, a una corporación o a un gobierno.
Los daños deliberados, como la violencia estructural, que incluye instituciones y políticas que perjudican a determinados grupos, o los ataques violentos directos, las violaciones, la violencia doméstica, las masacres, la tortura o la guerra. Los daños deliberados suelen dar lugar a una combinación de vergüenza, humillación, impotencia, miedo y/o ira. Los daños deliberados también incluyen ataques culturales a la dignidad e identidad de un grupo. La violencia sexual y de género es un daño psicológico y físico deliberado contra ambos mujeres y hombres.
Los eventos traumáticos pueden ser
Un acontecimiento único e intenso, natural o provocado por el hombre, en el que existe una grave amenaza de daño o muerte.
Acontecimientos o situaciones traumáticas de larga duración (continuos o repetidos a intervalos), a menudo sin puntos claros en los que comenzó o terminará, y extremos en sus efectos sociales, económicos, espirituales, emocionales y políticos en individuos, familias, comunidades y sociedades.
Reacción (o trastorno) de estrés agudo es el término diagnóstico para las reacciones al trauma que duran un mínimo de dos días y desaparecen en 30 días.
El trastorno de estrés postraumático (PTSD por sus siglas en inglés) es el término diagnóstico utilizado para las reacciones que no desaparecen en 30 días. Causan un malestar significativo y afectan a la capacidad del individuo para funcionar socialmente, laboralmente y/o domésticamente. Las reacciones al trauma no siempre aparecen inmediatamente. Pueden permanecer latentes indefinidamente y aparecer días, semanas, meses o incluso años después del suceso, a menudo como respuesta a un suceso traumático posterior o a un desencadenante o activador.
Todos los tipos de trauma pueden afectar a individuos, grupos o sociedades enteras.
Fuentes:
Luthmann, Timo. 2021. Politisch aktiv sein und bleiben. Unrastverlag. Münster. Pág. 65-66. Traducido y adaptado por Rita Muckenhirn. November 2024.
Macaya, María. (2024). Yoga sensible al trauma. Sanando desde el interior. Plataforma Editorial. Barcelona. Pág. 73-81
Schirch, Lisa (editor). Handbook on Human Security: A Civil-Military-Police Curriculum. The Hague, The Netherlands: Alliance for Peacebuilding, GPPAC, Kroc Institute, March 2016. Lesson 29 Trauma Awareness. Pp. 254 – 260
Esta lección fue adaptada del Manual “Trauma Awareness and Resilience Training” (disponible sólo al tomar el curso de entrenamiento STAR: http://www.emu.edu/cjp/star/toolkit/)
Definición PITS: Rachael M. MacNair, in Perpetration-Induced Traumatic Stress: The Psychological Consequences of Killing, (New York: Praeger, 2005). STAR usa más bien la palabra “Participación” en vez del término “Perpetration”de MacNair para referirse al mismo fenómeno.
Traducido con pequeñas adaptaciones por Rita Muckenhirn, Julio 2021