La primera tarea de la recuperación es
establecer la seguridad del superviviente.
Judith Lewis Herman.
En el trauma perdemos la confianza en nosotros(as) mismos(as) y en el mundo que nos rodea.
Es fundamental en cualquier proceso de sanación poner el cultivo de la seguridad como pilar primordial. Así crearemos la base necesaria para procesar y superar lo vivido.
Cuando nos sentimos seguros(as) exploramos, nos volvemos más flexibles y abiertos(as) ante lo desconocido, aprendemos y jugamos.
Sabemos, por la teoría polivagal, que sólo así nos es posible estar presentes, sin necesidad de luchar, huir o disociar y de conectar tanto con nosotros y nosotras mismas como con las y los demás.
En espacios y relaciones seguras adquirimos la estabilidad para abordar las emociones y sensaciones que nos resultan difíciles. En compañía de un otro compasivo, nuestra mente autocrítica y temerosa se silencia. Es ahí donde se pueden empezar a desmantelar las barreras emocionales y psicológicas que hemos construido para protegernos de un mundo que el trauma nos había enseñado a percibir como amenazante.
El sentido de seguridad nos ofrece la oportunidad de abrirnos a nuevas perspectivas y posibilidades, regular nuestras emociones y conectar con nosotros y nosotras mismas y con los demás desde un nuevo lugar.
Fuente: Macaya, María. (2024). Yoga sensible al trauma: sanando desde el interior. Plataforma Editorial. Barcelona. Pág. 151-152