La intervención en crisis es una estrategia que se aplica en momentos de dificultad, su objetivo es que la persona se recupere del estado en el que se encuentra y recobre el equilibrio para poder afrontar el evento crítico por el que atraviesa. La intervención se realiza en dos niveles: la de primera instancia, que puede ser entregada por los funcionarios/as municipales y se refiere a una atención inmediata y de corta duración, y está dirigida a cualquier persona que ha sido impactada por un incidente crítico o peligroso. No obstante, no todas las personas que experimentan una crisis van a necesitar PAP. Es casos donde se identifica una situación de emergencia psiquiátrica como intento de suicidio, abuso de sustancias, psicosis, conducta agresiva, ataques de pánico o cualquier otra
conducta que represente un riesgo para sí mismo o la seguridad de los demás, las personas deberán ser atendidas por un profesional de la salud. Este tipo de intervención es de corta duración y su objetivo principal es el de proporcionar apoyo, facilitar la expresión de sentimientos y emociones, escuchar y comprender a la persona afectada para reducir el riesgo o peligro de enfermedad psicológica y mortalidad, ya que ante un suceso estresante la persona puede generar situaciones violentas con agresiones hacia otros o a sí mismo (Universidad Industrial de Santander, 2014).
La intervención en segunda instancia se refiere a un proceso de terapia breve, que va más allá de la restauración del enfrentamiento inmediato y se encamina a la resolución de la crisis y a adquirir el dominio cognitivo del incidente para integrarlo a la vida.
Se pueden realizar dos formas de intervención en crisis:
Fuentes:
PNUD. (2022). Guía de Primeros Auxilios Psicológicos (PAP) a personas en situación de movilidad humana. INTEGRA. Ecuador.