En las siguientes unidades presentaremos diferentes abordajes complementarios sobre los efectos del estrés y del trauma.
El estrés y el trauma pueden provocar una amplia gama de reacciones emocionales, cognitivas, físicas y espirituales.
Todas las personas responden al estrés y al trauma. Es un mito que las personas “fuertes” puedan manejar el estrés.
Las personas de diferentes culturas y géneros responden al trauma de diferentes maneras. En muchas culturas, la socialización de género de los hombres puede fomentar la respuesta al estrés y al trauma con ira o incluso con violencia. La socialización de género de las mujeres puede permitirles responder con tristeza o dolor y hacer menos aceptable que expresen ira o rabia.
Algunas personas gestionan el estrés y el trauma de forma saludable, mientras que otras se vuelven destructivas para sí mismas o para los demás.
Cada individuo responde al estrés y al trauma de formas distintas. Sin embargo, existen patrones comunes.
Inmediatamente después del trauma, las hormonas del estrés suelen inundar el cuerpo y las personas sienten shock y dolor. A continuación, las personas suelen hacerse preguntas como “¿Por qué yo?” y pueden sentir vergüenza y humillación por su victimización, así como culpa de superviviente.
A medida que pasa el tiempo, las personas pueden deprimirse, desear la venganza, o ambas cosas, sintiendo que la venganza aliviará su depresión. Para algunas víctimas, el deseo de venganza les lleva de un ciclo de víctima a un ciclo de agresor en el que utilizan la violencia sobre las y los demás y ponen sus propias necesidades por encima de las de los demás.
Otras pueden sentirse insensibles. Y otros pueden encontrar fuerzas para buscar formas de salir de la crisis.
Los diagramas siguientes ayudan a identificar estos diferentes patrones.
La siguiente gráfica nos muestra algunos efectos que pueden tener el estrés y los traumas vividos a nivel de nuestra salud mental, emocional y física.
Estos efectos a nivel de nuestro cerebro, nuestras emociones y nuestro cuerpo generan también comportamientos distintos.
Las respuestas individuales al trauma repercuten en la sociedad en general con patrones de comportamiento social. Las familias pueden transmitir el trauma de una generación a otra. Cuando un gran número de individuos sufre un trauma, pueden producirse amplios patrones sociales.
Las sociedades pueden dividirse profundamente en relación a cuestiones sociales, políticas y económicas. La gente puede llegar a ver el conflicto como “nosotros” contra “ellos” o “el bien” contra “el mal”, sin una comprensión real de las cuestiones que impulsan el conflicto. La comunicación entre los grupos es difícil, lo que dificulta los procesos políticos negociados, aumentando la posibilidad de que los individuos y los grupos utilicen la violencia para lograr sus objetivos. Algunos pueden ver la muerte o el suicidio como una opción mejor que la vergüenza, la humillación o la pérdida de su identidad de grupo.
La gente puede perder la confianza en el orden público que debería dar respuesta a la violencia basada en género, las violaciones, los secuestros, las pandillas juveniles, el crimen organizado y la destrucción humana del entorno natural. El trauma puede influir en la capacidad de una sociedad para abordar los problemas y conflictos actuales.
Algunos grupos pueden ver la muerte como algo mejor que perder su identidad de grupo o ser avergonzados por las y los demás
Apoyar la seguridad humana en sociedades traumatizadas requiere ayudar a las personas a identificar los daños, hacer valer sus necesidades y salir del ciclo de la violencia.
Las respuestas al trauma suelen conducir a un ciclo de violencia hacia uno(a) mismo(a) y hacia las y los demás, como se ilustra en la siguiente figura. Algunas respuestas al estrés y al trauma son autodestructivas. Los expertos llaman a estas respuestas de “actuación” parte del “ciclo de la víctima”. Otras respuestas al estrés y al trauma dañan a las y los demás. Las personas expertas llaman a estas respuestas “actuar hacia fuera”, o parte del “ciclo del agresor”.
Profundizaremos en este ciclo de violencia más adelante ya que su comprensión es clave para poder diseñar intervenciones, por ejemplo, en el ámbito de sanación, reconciliación y resiliencia.
En esta lección se han identificado los diferentes tipos y fuentes de trauma y los efectos del trauma y el estrés en individuos y grupos.
El trauma y el estrés tienen un impacto en el cuerpo, el cerebro, las creencias y el comportamiento de los individuos y las comunidades. La falta de atención al estrés y al trauma puede contribuir a los ciclos de victimismo y violencia en las familias, organizaciones, comunidades y naciones.
Schirch, Lisa (editor). Handbook on Human Security: A Civil-Military-Police Curriculum. The Hague, The Netherlands: Alliance for Peacebuilding, GPPAC, Kroc Institute, March 2016. Lesson 29 Trauma Awareness. Pp. 254 – 260
Esta lección fue adaptada del Manual “Trauma Awareness and Resilience Training” (disponible sólo al tomar el curso de entrenamiento STAR: http://www.emu.edu/cjp/star/toolkit/)
Definición PITS: Rachael M. MacNair, in Perpetration-Induced Traumatic Stress: The Psychological Consequences of Killing, (New York: Praeger, 2005). STAR usa más bien la palabra “Participación” en vez del término “Perpetration”de MacNair para referirse al mismo fenómeno.
Traducido con pequeñas adaptaciones por Rita Muckenhirn, Julio 2021