Acá hemos visto la resiliencia desde una perspectiva política del activismo sostenible. A la vez, ha recobrado importancia en diversas esferas de la sociedad, de la política y de la investigación a lo que le echaremos un vistazo también.
En este sentido es importante siempre observar con una mirada crítica quien promueve o vende la resiliencia con qué objetivo.
Pero también, cómo podemos aprovechar los conocimientos, experiencias y prácticas desde otros ámbitos para integrar y/o adaptarlo para nuestras necesidades como activistas, defensores(as) de derechos humanos, profesionales del campo de desarrollo sostenible y/o de la transformación de conflictos.
Como tema, la resiliencia personal y organizacional ha pasado de ser un nicho y se ha movido al gran mercado de consultores(as) y capacitadores(as) en los últimos 20 años.
Por ejemplo, en el 2016 apareció en el Libro Blanco del Gobierno Federal de Alemania, que ofrece orientaciones sobre cuestiones sociopolíticas y se ha consolidado así como un documento estratégico de política de seguridad. Concede tanta importancia a la resiliencia a las crisis frente a los peligros y amenazas actuales y futuros que su fomento es una de las cinco áreas nacionales más importantes de la política de seguridad alemana.
En este contexto, el asesor personal del presidente de la Academia Federal de Política de Seguridad, Michael Hanisch, destaca que el desarrollo de la resiliencia debe entenderse como una tarea social compartida que requiere una cooperación en red entre el Estado, las empresas, la ciencia y la sociedad. (Fuente: Documento de trabajo, Política de seguridad de la Academia Federal de Política de Seguridad, número 16, 2017).
Las investigaciones se ocupan desde hace mucho tiempo, desde los años 1950, del enfoque de resiliencia, por ejemplo, Emmy Werner, entre otros.
Los primeros estudios a largo plazo permitieron describir fenómenos que hoy se resumen en resistencia física y psicológica. Si bien la investigación se centró inicialmente en los niños, a partir de la década de 1990 se amplió para incluir la resiliencia de personas adultas y de las organizaciones.
Según los investigadores Jürgen Bengel y Lisa Lysenko, se pueden distinguir diferentes fases o puntos focales de la investigación sobre la resiliencia.
La OMS también definió diez competencias centrales, habilidades básicas para la vida (“Core-Life-Skills”), en 1994, que, si se mira de cerca, son muy similares a los factores protectores examinados en la investigación sobre la resiliencia.
En el contexto de la cualificación profesional, las habilidades para la vida hoy se relacionan con todas las áreas de la vida y tienen como objetivo promover habilidades cognitivas, sociales y relacionadas con la personalidad en las y los individuos.
Se debe apoyar a las personas para que desarrollen una autoestima saludable y coraje para enfrentar la vida, para moldear sus vidas de manera activa y creativa y para afrontar las fases difíciles de la vida. (GIZ 2012 página 39).
A partir de una amplia gama de resultados de estudios, entre 1990 y 2017, científicos, profesionales y periodistas científicos prepararon repetidamente modelos de resiliencia que funcionan con diferentes factores protectores o categorías de resiliencia.
En algunos casos, los modelos simplemente sirven para proporcionar una representación estructurada de los factores protectores; en otros, los modelos se basan en principios de diagnóstico y están vinculados a programas específicos de desarrollo de la resiliencia.
Desde 2010, los metaestudios han estado ejecutando investigaciones previas sobre la resiliencia personal y organizacional. Dependiendo de la perspectiva y el enfoque de la investigación, se buscan y preparan pruebas de la relevancia de varios conceptos de factores protectores. Recién ahora se están investigando científicamente muchas preguntas sobre el fenómeno de la resiliencia y cómo fomentar o fortalecerla.
En este curso encontrará referencias a las publicaciones relevantes. Lo que iría más allá del alcance y el concepto del curso es una presentación detallada de modelos de resiliencia de nivel meta y conceptos de factores de protección, como los siete pilares de resiliencia de Michelin Rampe, el modelo de resiliencia de Monika Grugl, el modelo HBT de Silvia Wellensieg, el modelo de competencias actual del programa de resiliencia Penn de Karin Reivich o el modelo FIRE de Karsten Drath.
Para todos estos metamodelos ya existen manuales muy detallados y colecciones de herramientas que hasta ahora se han utilizado ampliamente, principalmente en los países de habla alemana.
Para las y los formadores(as), facilitadores(as) y profesionales de la educación continua, esto significa estar atento al carácter preliminar de los resultados de la investigación, permanecer siempre abiertos a nuevos hallazgos y enfoques modelo, apoyar proyectos de investigación y situar el propio trabajo en una base amplia.
Independientemente del modelo de resiliencia o enfoque de entrenamiento con el que esté trabajando actualmente, el metaconcepto de la formación “Círculo de resiliencia”, que es uno de los modelos referentes de este curso, les ofrece la oportunidad de clasificar e integrar sistemáticamente modelos y ejercicios existentes.
Fuente:
Amann, Ella Gabriele; Egger, Anna. (2021). Micro-Inputs Resilienz. managerSeminare. Bonn. P. 20-23