Módulo 1: Fundamentos
Módulo 2: Primeros Auxilios Psicológicos
Módulo 3: (Auto)ayuda ante los síntomas post-traumáticos
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La práctica de la compasión – GRACE

A lo largo de años de escuchar a personas de todos los ámbitos de la vida hablar sobre el estrés que experimentan cuando se enfrentan al sufrimiento ajeno, he aprendido mucho sobre los desafíos de ser profesora, enfermera, médica, abogada, padre o madre, activista, político, defensor, defensora del medio ambiente, trabajadora en ayuda humanitaria o directora ejecutiva; de todos aquellos que afrontan las dificultades y el sufrimiento de otras personas de manera cotidiana.

Quizá esa categoría incluya a la mayoría de nosotros y nosotras. A pesar de todo, cuando nos encontramos con el sufrimiento es muy fácil caer en los aspectos tóxicos de los estados límites, pero no tenemos por qué convertirlos en nuestra residencia permanente.

Las y los creyentes religiosos de la India oriental saben desde hace tiempo que podemos transformar nuestras mentes, pero en occidente hemos creído que tenemos que jugar la partida con las cartas que nos han tocado y nos quedamos atascados de por vida en patrones mentales rígidos.

Sin embargo, en la última parte del siglo XX, la investigación en neurociencia ha demostrado que el cerebro está cambiando constantemente en función de nuestra experiencia.

Los circuitos cerebrales se pueden reforzar o eliminar a través de la repetición o de su ausencia. Los procesos que se desarrollan en nuestro cerebro cuando se reorganiza física y funcionalmente en relación con los estímulos internos y externos se llaman neuroplasticidad.

Aunque nuestras preferencias y nuestros hábitos mentales pueden actuar a niveles muy profundos, la forma en que percibimos el mundo y observamos la vida puede cambiar radicalmente a través del entrenamiento mental o la meditación, un potenciador significativo de la neuroplasticidad.

La plasticidad del cerebro nos permite recuperarnos de un trauma, aprender nuevos esquemas mentales, abandonar las formas habituales de reaccionar e incrementar nuestra capacidad de ser mentalmente flexibles y ágiles.

¿Qué significa GRACE?

Con esto en mente, desarrollé GRACE, una práctica contemplativa activa que se fundamenta en el modelo ABIDE y está orientada al cultivo de la compasión cuando interactuamos con las y los demás.

GRACE es un nemotécnico en inglés que representa lo siguiente:

  • Gather attention = Prestar atención
  • Recall our attention = Recordar nuestra atención
  • Attune to self and then oterh = Sintonizar con uno mismo y después con las y los demás.
  • Consider what Will serve = Considerar qué puede servir
  • Engage and end = Actuar y finalizar.

El modelo de la compasión ABIDE

Incluye todas las características del modelo de la compasión ABIDE:

  • atención y afecto,
  • balance de la atención y las emociones,
  • intención e intuición profunda,
  • discernimiento,
  • encarnación, implicación y acción compasiva

y se basa en la comprensión de que la compasión surge cuando estas características interactúan entre sí.

La práctica de GRACE

¿Cómo practicamos GRACE?

Concentrar la atención (G)

La G de GRACE (Gather Attention) nos recuerda que hagamos una pausa y nos damos tiempo para arraigarnos.

Al inhalar, concentramos nuestra atención. Al exhalar, llevamos la atención al cuerpo, percibiendo en él un lugar de estabilidad.

Podemos llevar la atención a la respiración o a una zona del cuerpo que sintamos neutra, como las plantas de los pies sobre el suelo o las manos descansando una sobre la otra.

O podemos llevar la atención a una frase o a un objeto.

Utilizamos ese momento de concentrar nuestra atención para interrumpir la cháchara interna sobre nuestra suposición y expectativas y para arraigarnos y estar verdaderamente presentes.

Recordar la intención (R)

La R de GRACE (Recall Intention) es recordar la intención.

Recordamos nuestro compromiso de actuar con integridad y de respetar la integridad de aquellas personas con quienes nos encontramos.

Recordamos que nuestra intención es servir a las demás personas y abrir nuestro corazón al mundo.

Esta toma de contacto puede suceder en un momento.

Nuestra motivación nos mantiene en el camino, moralmente arraigados y conectados con nuestros valores más profundos.

Empatizar con uno(a) mismo(a) y después con las demás personas (A)

La A de GRACE (Attune to Self and Other) se refiere al proceso de sintonización, afinación, primero con nuestra propia experiencia física, emocional y cognitiva y después con la experiencia del otro, de la otra.

En el proceso de empatizar con uno(a) mismo(a), llevamos la atención a nuestras sensaciones físicas, a nuestras emociones y pensamientos, todo aquello que pueda modelar nuestras actitudes y comportamientos hacia las demás personas.

Si la persona con la que estamos interactuando nos provoca emocionalmente, nuestra reactividad puede afectar a nuestra capacidad de cuidar y de percibir al otro con ojos limpios.

Pero si somos conscientes de nuestra reactividad y reflexionamos sobre la naturaleza y las fuentes del sufrimiento de la persona, quizás seamos capaces de redefinir la situación de una forma comprensiva y sin ningún tipo de prejuicio.

Este proceso de sintonizar y replantear activa las redes neurales asociadas con la empatía y también favorece una respuesta compasiva.

Desde esa base de sintonización con uno mismo, una misma, nos sintonizamos con las y los demás, sintiendo su expresión sin prejuicios.

Esta es una forma activa de ser testigo o testiga. También es el momento en que activamos nuestra capacidad de empatía al sintonizarnos física (empatía somática), emocional, (empatía afectiva) y cognitivamente (toma de perspectiva) con la otra persona.

A través de este proceso de sintonización abrimos un espacio para que se despliegue el encuentro, un espacio en el que podamos estar presentes para cualquier cosa que surja.

Cuanto más rico sea este intercambio mutuo, más profundo será el despliegue.

Considerar qué puede servir (C)

Considerar qué puede servir es la C de GRACE (Consider what will serve).

Este es un proceso de discernimiento basado en la comprensión convencional y respaldado por nuestra propia intuición y visión.

Nos preguntamos:

  • ¿Cuál será el camino sabio y compasivo en esta situación?
  • ¿Cuál será la respuesta apropiada?

Estamos presentes para la otra persona mientras sentimos qué podría servirle y dejamos que surjan las comprensiones, percibiendo lo que la otra persona está ofreciendo en este momento.

Tenemos en cuenta los factores sistémicos que influyen en la situación, incluidas las exigencias institucionales y las expectativas sociales.

Al recorrer a nuestra propia competencia, conocimiento y experiencia, al tiempo que nos mantenemos abiertos a ver las cosas de forma nueva, quizás veamos que nuestras ideas caen fuera de lo esperado.

El proceso de discernimiento puede llevar tiempo, así que es mejor no lanzarse a sacar conclusiones precipitadas. Está claro que considerar qué puede servir va a necesitar equilibrio de la atención y equilibrio afectivo, un profundo sentido de arraigo moral, el reconocimiento de nuestros propios sesgos y conectar con la experiencia y las necesidades de la persona que está sufriendo. La humildad es otro elemento orientador fundamental.

Actuar y finalizar (E)

La primera fase de la E de GRACE (Engage and End) significa implicarnos éticamente y actuar si procede. La acción compasiva surge del campo de apertura, conexión y discernimiento que hemos creado.

Nuestra acción puede ser una recomendación, una pregunta, una propuesta o incluso no hacer nada.

Tratamos de crear con la otra persona un momento caracterizado por la reciprocidad y la confianza. Aprovechando nuestra experiencia, nuestra intuición y nuestro entendimiento, buscamos un terreno común que sea acorde con nuestros valores y fomente la integridad mutua.

Lo que surge es una compasión que respeta a todas las personas implicadas, que es práctica y que además es factible.

Cuando sea el momento adecuado, marcamos el final de nuestro tiempo en esta interacción compasiva para poder pasar limpiamente al siguiente momento, persona o tarea. Esta es la segunda parte de la E de Grace.

Tanto si el resultado supera lo esperado como si es decepcionadamente pequeño, hemos de darnos cuenta y reconocer lo que ha sucedido. A veces tenemos que perdonarnos a nosotros y nosotras mismas o a la otra persona, o puede que sea un momento de profunda apreciación. Sin el reconocimiento de lo que ha ocurrido, será difícil soltar este encuentro y seguir adelante.

Fuente:

Halifax, Joan. (2020). Al borde del abismo. Editorial Kairós. Capellades. Pág. 333-337 (Capítulo 32)