Las personas en condición de movilidad humana pueden experimentar varias afectaciones al mismo tiempo, con intensidad variable, lo cual podría desencadenar una crisis. Estas múltiples experiencias tienen un efecto retroactivo que puede generar en las personas mayor vulnerabilidad a problemas de salud mental.
En el plano psicológico experimentan estados de incertidumbre, angustia, preocupación debido a su situación precaria, ya sea por el temor de ser deportadas, sentimiento de abandono o falta de medios de vida (Organización Internacional para las Migraciones, 2018).
Los procesos de movilidad humana implican una redefinición de roles y, en algunas ocasiones, de los valores individuales y colectivos.
Los procesos de adaptación en los países de destino generan angustia y estrés, ocasionados por las exigencias del medio externo.
Las personas en condición de movilidad humana pueden verse expuestas a la discriminación por ser extranjeras (xenofobia), por su orientación sexual o identidad de género (homo-lesbo-bi-trans-fobia) o al racismo, lo que en ocasiones pueden producir desajustes en el bienestar psicológico (Organización Internacional para las Migraciones, 2018).
En estas circunstancias funcionarias y funcionarios municipales deben evaluar en términos de riesgos y seguridad si la prioridad es brindar la primera ayuda psicológica o si se requiere una intervención de segunda instancia.
A continuación se presentan algunas recomendaciones para distinguir el nivel de intervención que se debe ofrecer:
¿Cuándo se recomienda intervención PAP?
¿En qué casos se debe activar la intervención de segundo orden?
Fuentes:
PNUD. (2022). Guía de Primeros Auxilios Psicológicos (PAP) a personas en situación de movilidad humana. INTEGRA. Ecuador.
Adaptado por Rita Muckenhirn. 22.12.2024