Mientras que la distracción suele utilizarse de forma espontánea como mecanismo de afrontamiento, las técnicas de distanciamiento deben enseñarse y practicarse. Esto requiere inicialmente un entorno protegido, porque las personas afectadas tienen que entrar en contacto con el estrés de forma consciente. A través de uno de los ejercicios, pueden aprender que no tienen que quedarse atascados(as) en la memoria, sino que es posible crear activamente distancia y recuperar el control.
Hay diferentes maneras de crear distancia: a través de técnicas imaginativas o cognitivas, a través del lenguaje y su alienación, y a través del cuerpo.
Las formas cognitivas de distanciamiento incluyen crucigramas, juegos como el ajedrez o juegos de ordenador como el Tetris. En todas estas estrategias, la conciencia se dirige a una información neutra que, sin embargo, exige mucha atención. Como muestra un estudio sobre Tetris de Inglaterra, se pueden suprimir las intrusiones gráficas (James et al. 2015) al generar una superposición del córtex visual.
Hacer música es también una de las intervenciones de distanciamiento cognitivo. Tocar un instrumento requiere un alto nivel de atención y activa muchos centros del cerebro, especialmente cuando se practican piezas nuevas. La elección de la música también puede influir en las emociones. Por ejemplo, la música tranquila y lenta tiende a calmar y relajar.
El distanciamiento cognitivo requiere un compromiso consciente tanto con la experiencia desencadenada como con la percepción en el presente. Esto suele ser más fácil en una conversación terapéutica (o bidireccional), pero también puede hacerse a solas, preferiblemente por escrito.
La diferenciación ayuda a trabajar la diferencia entre antes (en la experiencia estresante) y hoy. Las diferencias se refieren tanto a las externalidades como a las propias capacidades y habilidades para ejercer influencia. Por ejemplo, en el presente, las posibilidades de influir de la mayoría son claramente mayores: un niño pequeño sigue teniendo poca influencia en lo que le ocurre, una persona adulta se toma mucho más en serio y puede opinar mucho más. Un niño o una niña tiene pocas habilidades, una persona adulta ha podido desarrollar más habilidades.
Un recuerdo estresante es provocado o activado por una similitud. A menudo no se trata de la experiencia central (por ejemplo, la impotencia o el estar a merced de los demás), sino de un fenómeno periférico como los detalles del entorno, las características individuales del aspecto del agresor, los olores, los sonidos, las palabras o frases, el dialecto o acento, otros detalles lingüísticos, los sentimientos desencadenados, las reacciones corporales, las sensaciones o posturas corporales, la hora del día, la luminosidad o la oscuridad, etc.
Esta lista, la que se podría completar fácilmente, deja claro que quizás la estrategia más obvia, muy popular entre las personas afectadas, no puede funcionar: evitar todos los desencadenantes o activadores. El hecho de que alguien sea susceptible a los activadores sólo puede resolverse a largo plazo mediante la integración de la experiencia traumática.
En una intervención terapéutica para la diferenciación, tratamos de averiguar a qué aspecto de la experiencia en el presente ha reaccionado la persona afectada.
A continuación, se elaboran las diferencias entre el pasado y el presente. Cuantas más diferencias se encuentren, mejor. Si el o la terapeuta cuenta visiblemente el número de diferencias nombrándolas y contándolas con los dedos de su mano, refuerza la diferencia. También ayuda hacer preguntas detalladas para encontrar el mayor número posible de diferencias.
La hoja de trabajo 1 contiene instrucciones paso a paso para la diferenciación.
Las similitudes con el aspecto del agresor actúan como activador, por ejemplo, la cabeza calva, las gafas, la capucha o la ropa negra. A continuación, buscamos las diferencias entre entonces y ahora en matices como: altura, peso, color de pelo, vestimenta, edad, aspecto, conducta y comportamiento, etc.
Similitudes en detalles del entorno: la persona afectada debe describir exactamente lo que es diferente en la actualidad, por ejemplo, diferencias de color, luminosidad, estación del año, detalles estructurales u olor, etc.
En el caso de una similitud con una postura determinada, una diferencia puede ser que en el presente la postura se adoptó voluntariamente (por ejemplo, durante un examen o una relación sexual). A diferencia de entonces, hoy también se puede volver a cambiar en cualquier momento, y existe la posibilidad de decir “¡Para!” y parar. Se trata de la posibilidad de control, de establecer y mantener los límites y de ejercer influencia.
En el autoanálisis para la diferenciación, se indaga con las siguientes preguntas:
Una vez que el activador ha quedado claro, el siguiente paso es cambiar la referencia al presente:
Si hablar de la experiencia traumática muestra un alto nivel de estrés, puede ser útil en un entorno terapéutico para alienar el lenguaje. Esto puede lograrse, entre otras cosas, variando el tono de la voz (“voz de Mickey Mouse” o voz grave) y mediante el “discurso cómico” (Henderson 2001).
Al alienar el lenguaje, se consigue una mayor distancia con la narración. Como estas alienaciones vocales pueden parecer fácilmente tontas, es importante explicarlas de antemano: No queremos burlarnos de lo que ocurre, sino que se trata de crear más distancia emocional a través del lenguaje alterado. En el ámbito terapéutico, el terapeuta hace el inicio y abre así el espacio de la alienación.
Conseguimos el “habla cómica” según Henderson (2001) sujetando la lengua firmemente detrás de los dientes de la mandíbula inferior y luego hablando. Esto cambia la articulación de las palabras, que suenan diferentes. No obstante, nos esforzamos por hablar de forma entendible. Esto nos lleva a tener que hablar más conscientemente.
La divertida pronunciación también provoca a veces una risa o una sonrisa porque las palabras suenan muy diferentes, simplemente divertidas. La risa ayuda mucho a volver al presente o a crear distancia con el pasado.
Recuerden que estos ejercicios pueden ser útiles para ustedes mismos(as) como participantes, pero también cuando están en su rol como facilitadores(as). Iremos introduciendo más ejercicios de (auto) ayuda a lo largo de este curso.
Fuente:
Rost, Christine; Overkamp, Bettina. 2018. Selbsthilfe bei posttraumatischen Symptomen: Übungen für Körper, Geist und Seele. Junfermann Verlag Paderborn. Páginas 37-40. Traducido por Rita Muckenhirn.