Módulo 1: Fundamentos
Módulo 2: Primeros Auxilios Psicológicos
Módulo 3: (Auto)ayuda ante los síntomas post-traumáticos
Módulo 4: Modelo de 8 claves para la resiliencia
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Distracción o desvío de atención

Distracción o desvío de atención

Distraerse de las intrusiones angustiosas es una intervención no específica. No es necesario saber qué ha reaparecido exactamente ni “conocer” ninguna técnica.

La atención se desvía de la intrusión y se dirige hacia recuerdos o actividades no estresantes o positivas.

La regla aquí es: cuanta más conciencia / atención requiere esta distracción, mejor ayuda.

Sin embargo, con todas las actividades de distracción, existe el riesgo de que la intrusión resurja al final.

La distracción no ha sido suficiente para alejar el recuerdo estresante o el fragmento que ha resurgido. Esto es especialmente cierto si el desencadenante del recuerdo persiste.

Todas las intervenciones de distracción no requieren mucha preparación, pero no todas pueden llevarse a cabo siempre y en cualquier lugar. Por lo tanto, hay varias sugerencias.

Actividades cotidianas o planificación del futuro como intervenciones de distracción.

Estos ejercicios se pueden hacer solos.

Las exigencias del día a día:

Todas las exigencias de la vida cotidiana pueden distraer.

Pueden ser, por ejemplo, tareas que hay que hacer hoy, también tareas obligatorias.

También pueden ser actividades agradables o planes para las próximas vacaciones.

Actividades normales:

Las actividades normales pueden convertirse en una intervención, por ejemplo, limpiar el piso, lavar el coche, etc.

También son adecuadas la cocina y la repostería, así como cualquier cosa que se haga con las manos: tejer, bordar, tocar el piano, trabajar la madera, la arcilla o la piedra, etc.

En estos últimos ejemplos, es especialmente útil que estén relacionados con el movimiento y la eficacia: se ve un cambio, se crea algo nuevo (autoeficacia).

Actividades deportivas

Las actividades deportivas también forman parte de las intervenciones de distracción eficaces: Correr, caminar, montar en bicicleta, bailar, hacer flexiones, gimnasia, etc.

El ejercicio prolongado libera endorfinas y reduce la adrenalina.

El nivel de excitación del cuerpo (el nivel de estrés) cambia en dirección a una mayor relajación y bienestar.

Además, el ejercicio favorece la concentración, el pensamiento espacial, la memoria de trabajo y el fortalecimiento de la confianza en uno mismo (Ackermann 2018).

Fuente:

Rost, Christine; Overkamp, Bettina. 2018. Selbsthilfe bei posttraumatischen Symptomen: Übungen für Körper, Geist und Seele. Junfermann Verlag Paderborn. Páginas 36-37. Traducido por Rita Muckenhirn.