Este texto será útil si facilitas sesiones de yoga o si ya has practicado yoga y quieres introducir ejercicios en los procesos de fortalecimiento de resiliencia.
Este texto representa el inicio de una práctica que incorpora elementos para fomentar un ambiente de seguridad.
Proporciona un ejemplo de cómo empezar una sesión y comienza a introducir el uso del lenguaje opcional.
Hola, soy (… mi nombre…).
Gracias por unirte a esta sesión del Yoga Sensible al Trauma. Ya sea tu primera vez haciendo yoga o no, espero que encuentres la práctica accesible y fácil de seguir.
Antes de comenzar, me gustaría explicarte unas cosas.
La sesión de hoy durará 45 minutos y usaremos un petate y una silla. Si no tienes petate o colchoneta de yoga, puedes practicar sobre una alfombra o directamente sobre el suelo. Personalmente, me gusta tener una cobija cerca por si quiero colocarla debajo de mis pies o sobre mí en algún momento de la práctica.
Durante la sesión te ofreceré varias opciones para que elijas lo que mejor se adapte a vos en cada momento. Si te resulta difícil decidir, podrías probar todas las opciones para ver cuál te sienta mejor hoy, o si prefieres, puedes seguir la primera opción que menciono.
Lo importante es que estas opciones están diseñadas para que personalices la práctica a tu medida.
Quiero informarte de que este espacio está junto a una calle por la que a veces pasan carros, motos o personas platicando. He asegurado que no nos vean desde fuera y aunque no pueden entrar, podrías oír los sonidos durante la sesión.
Durante esta sesión puedes elegir practicar las posturas u observar desde tu silla.
Si en algún momento deseas salir de la sala, la puerta se abre fácilmente y afuera hay un lugar donde sentarte.
Si estás participando online, puedes elegir tener tu cámara encendida o apagada y siempre estás en libertad de cambiar de opinión.
Ahora me colocaré sobre mi petate.
Cuando te parezca, puedes ubicarte también en tu petate y tomar unos momentos para familiarizarte con el espacio.
Puedes hacerlo desde donde estás, en quietud o quizás prefieras moverte por tu petate.
Ya sea un espacio conocido o nuevo para vos, esta es una oportunidad para situarte y orientarte.
Cuando estés listo o lista, podemos ponernos de pie sobre nuestros petates, eligiendo si prefieres tener tus pies juntos o separados. Yo prefiero separarlos porque me da más estabilidad. Quizás esto funcione para vos también.
La opción que propongo es comenzar a balancearse de lado a lado.
Al hacerlo, puedes mantener tus dos pies en el suelo para hacer un balanceo pequeño o quizás prefieras hacer el movimiento más grande y dejar que uno de tus pies se levante cuando vas hacia el otro lado.
Quizás quieres dejar tus brazos cerca de tu cuerpo o podrías dejar que ellos también se balanceen de lado a lado.
Después de hacerlo uno o dos minutos, te podrías parar gradualmente o de una vez y regresar a tu postura de centro con tus dos pies en el suelo, juntos o separados, o con tus brazos a tu lado o con tus manos sobre tu pecho, en un gesto de autocuidado.
Fuentes:
Macaya, María. (2024). Yoga sensible al trauma. Sanando desde el interior. Plataforma Editorial. Barcelona. Pág. 162-165