Acá puedes escuchar y/o descargar la meditación.
A continuación encuentras el texto.
Esta meditación consiste en explorar tu cuerpo, prestando atención a cada parte. Puedes elegir hacerlo mentalmente o activamente, ofreciendo un masaje en cada zona indicada.
Al hacerlo, podrías nombrar internamente las partes del cuerpo en las que te concentras, o incluso expresar gratitud hacia ellas.
Este ejercicio fomenta la concentración y la presencia, y ayuda a establecer una conexión con nuestro cuerpo.
Aunque nos acompaña en cada instante de nuestra vida, a menudo vivimos ajenos a él. Tienes la posibilidad de hacer este ejercicio sentada, sentado o tumbado, y con tus ojos abiertos o cerrados.
Elijas lo que elijas, intenta encontrar una postura en la que estés cómodo(a9 y presente, y en un lugar libre de distracciones externas.
Recorreremos cada parte del cuerpo de manera secuencial, comenzando por nuestros pies y finalizando con nuestra cabeza.
Tus pies: percibe o masajea tus dedos, tu empeine… la parte arqueada de tu pie, la planta de los pies y los tobillos.
Tus piernas: percibe o masajea tus pantorrillas, los músculos gemelos de tus pantorrillas, las rodillas y los muslos.
Tu espalda: percibe o masajea tu zona lumbar, la parte trasera de tus costillas y los homóplatos.
La parte frontal de tu torso: percibe o masajea tu abdomen, las costillas, las clavículas y los hombros.
Tus brazos: percibe o masajea tus brazos, codos y antebrazos.
Tus manos: percibe o masajea tus muñecas, las palmas de tus manos, el torso de las manos y los dedos.
Tu cuello y cabeza: percibe o masajea tu cuello, tu nuca, tu mandíbula, tus mejillas, tus orejas, tus sienes, los ojos, la frente y el cuero cabelludo.
Al finalizar, quizás quieras dedicar unos momentos para estirarte antes de retomar tus actividades cotidianas.
Fuentes:
Macaya, María. (2024). Yoga sensible al trauma. Sanando desde el interior. Plataforma Editorial. Barcelona. Pág. 71-72