Desde la perspectiva de la psicobiología, tenemos tres maneras de reaccionar ante el estrés: afrontamiento/absorción o superación (coping), adaptación y transformación.
El objetivo de los mecanismos de adaptación es volver al equilibrio y la homeostasis. Esto puede suceder, como hemos visto, con mecanismos adaptativos contraproducentes que desencadenan una espiral descendente, o con mecanismos adaptativos positivos que restablecen el equilibrio. Los mecanismos de afrontamiento tienden a centrarse en reacciones tácticas con beneficios inmediatos y de corto plazo.
La adaptación tiene el mismo objetivo de equilibrio pero utiliza un método diferente. Puede describirse como la capacidad de las y los individuos y grupos para mantener su nivel de funcionamiento en equilibrio aprendiendo del pasado, anticipando amenazas futuras y los cambios resultantes antes de que ocurran nuevos eventos estresantes para mantener el equilibrio presente.
Una tercera forma en que nuestro cerebro puede responder es mediante la transformación.
El concepto biológico de hormesis proporciona una analogía útil para este proceso. Se trata de una respuesta biológica al estrés que en realidad mejora la capacidad del cerebro para afrontarlo. Mientras que el concepto biológico de homeostasis, en el que se basan el afrontamiento y la adaptación, tiene como objetivo conseguir y mantener un estado relativamente estable, la hormesis crea un estado funcional que es mejor que el anterior.
El estrés suele producir reacciones físicas y mentales negativas a corto plazo. Sin embargo, si se maneja correctamente el estrés puede ayudar a fortalecer nuestras competencias y capacidades personales a medio y largo plazo. Con la mentalidad adecuada, el estrés puede verse como una importante fuente de información y un motivador útil para el aprendizaje y el crecimiento personal.
La neurociencia ha descubierto que el cerebro humano es adaptable y que se reorganiza continuamente a lo largo de la vida de una persona, lo que se llama neuroplasticidad.
Además, las y los científicos han descubierto que el cerebro tiene la capacidad de desarrollar nuevas células y redes en respuesta al estrés, de forma similar a cómo crece un músculo en respuesta al ejercicio, un proceso llamado neurogénesis.
Las investigaciones muestran que cuando las personas se detienen conscientemente en medio del estrés y no juzgan, centran su atención en lo que está sucediendo dentro de ellos en ese momento, hacen una pausa, aumentan su neuroplasticidad y neurogénesis.
El proceso de abordar nuestros factores estresantes internos en nuestra mente se llama reestructuración cognitiva en psicología del comportamiento y representa la reestructuración consciente de nuestro propio estado de ser.
Cada persona lleva consigo una gran carga de factores desencadenantes de estrés mentales basados en la memoria. Si nunca se reflexiona sobre estas experiencias de forma diferenciada, siempre parecen completamente automáticas.
El ser humano, con su estado de ánimo, sus sentimientos y su estado de ánimo, se convierte en el juguete de sus factores de estrés internos, a partir de los cuales a menudo se genera un estrés crónico.
Mediante un proceso activo y continuo de entrenamiento mental, se produce un desarrollo que lo aleja de él.
Se promueve un cerebro reactivo y hacia uno adaptable.
La reestructuración cognitiva generalmente aumenta la neuroplasticidad y la neurogénesis.
Un ejemplo de tal proceso sería cuestionar la validez de pensamientos impotentes como “Mi situación es completamente desesperada”.
Esto tiene como resultado directo la activación de nuestro centro ejecutivo del cerebro, la corteza prefortal, y la disminución del poder y control del centro del miedo y la alarma, la amígdala.
Fuente:
Luthmann, Timo. 2021. Politisch aktiv sein und bleiben. Unrastverlag. Münster. Pág. 67-71.
Traducido y adaptado por Rita Muckenhirn. November 2024.
Conjunto de fenómenos de autorregulación, que conducen al mantenimiento de la constancia en la composición y propiedades del medio interno de un organismo.
Un ejemplo es la capacidad de autorregulación del cuerpo humano ante cambios de temperatura.
La hormesis podría definirse como la respuesta ante estímulos que nuestro organismo realiza para sobrevivir ante situaciones adversas. Si la dosis es adecuada obtendremos beneficios, pero si esta no existe o es excesiva tendremos efectos perjudiciales y para determinar este efecto beneficioso o perjudicial debemos entender que los procesos de muerte celular son necesarios para el mantenimiento de la homeostasis que favorece la renovación de tejidos.
Por ejemplo, bañarse en agua helada – por tiempo adecuado – puede ser beneficioso para la salud.
La neuroplasticidad es la capacidad biológica innata que tienen nuestras neuronas y redes neuronales para cambiar sus conexiones y función en respuesta a nueva información, desarrollo, estimulación sensorial o daño cerebral.
Permite a las neuronas ajustar la forma en que responden a experiencias repetitivas o a cambios en el entorno. Como resultado, nos permite remodelar la forma en que nos comportamos, pensamos y recordamos.
Fuente: Neuroplasticidad de las redes neuronales durante el proceso de aprendizaje. (Imagen tomada de: https://www.cognifit.com/es/plasticidad-cerebral)
La neurogénesis es el proceso mediante el cual el Sistema Nervioso crea nuevas neuronas. Este proceso ocurre a partir de las células madre del cerebro.
La neurogénesis es especialmente importante en la etapa embrionaria. No obstante, en los últimos años se ha podido comprobar que es un proceso que también tiene lugar en la edad adulta, aunque de forma mucho más limitada.