Módulo 1: Fundamentos
Módulo 2: Primeros Auxilios Psicológicos
Módulo 3: (Auto)ayuda ante los síntomas post-traumáticos
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La relación segura

El trauma a menudo ocurre en el contexto de relaciones interpersonales.

El abandono, la discriminación, el abuso físico, sexual o emocional, la negligencia, la violencia doméstica o el bullying ocurren debido a las acciones malintencionadas de otras personas. En estos contextos perdemos nuestra autoestima y sentido de poder. Hay un otro más potente que nosotros o nosotras que nos causa la herida.

Una relación segura es aquella en la que nos sentimos protegidos(as), apoyados(as), valorados(as) y tratados(as) con respeto, empatía y sin juicios. 

Es una relación que reconoce los límites emocionales y físicos de cada persona con sus valores y necesidades, y los honra.

En este entorno es posible reforzar la resiliencia y construir nuevas narrativas y estrategias de afrontamiento que contribuyen a una recuperación y sanación duradera y significativa.

Es en esta relación en la que podemos dejar de sentirnos solos(as) e incomprendidos(as) con nuestro dolor.

¿Recuerdas cuando exploramos la teoría polivagal? Hablamos sobre la importancia que tiene para nosotros(as) el tono y cadencia de la voz que escuchamos y las expresiones faciales y el lenguaje corporal que percibimos.

De forma inconsciente y automática las valoramos como seguras, amables y auténticas o como todo lo contrario. Al comunicarnos estos conocimientos son fundamentales. Son nuestros mayores aliados para crear espacios seguros y fomentar relaciones basadas en la conexión.

La claridad y precisión de nuestro lenguaje, sin analogías que nos saquen del momento presente, también contribuye en este aspecto. Utilizar un lenguaje que no crea confusión deja que el sistema nervioso se relaje y confíe. Es también por esto que evitamos utilizar el sánscrito, un idioma con palabras que pueden sernos desconocidas.

Para crear un espacio de sanación es crucial reconocer el papel perjudicial que puede jugar el poder y eliminar las jerarquías tradicionales. En su lugar se debe establecer un entorno basado en el acompañamiento y el apoyo mutuo.

En el Yoga Sensible al Trauma adoptamos el enfoque de facilitadores(as) que ofrecen sesiones en lugar de profesores(as) que imparten clases.

El profesor en un entorno tradicional se percibe como alguien con más poder y conocimiento que el alumno o la alumna. En cambio, el facilitador o facilitadora reconoce que cada persona tiene un(a) maestro(a) interior y crea un espacio de acompañamiento en el que se fomenta la autonomía, la exploración libre, la conexión interna y la tranquilidad mental.

Es también por eso que tampoco ajustamos las posturas de yoga físicamente.

Esta “corrección” no solo silencia la conexión con las sensaciones internas de la persona que está practicando, sino que además la coloca en un lugar de inferioridad y le hace volver a conectar con su autocrítica y creencia de ser una persona errónea.

Fuentes:

Macaya, María. (2024). Yoga sensible al trauma. Sanando desde el interior. Plataforma Editorial. Barcelona. Pág. 159-161