El trauma es una experiencia multisensorial. Lo experimentamos desde los sentidos y se vuelve a despertar desde los sentidos. Los gatillos son aquellos elementos que activan nuestros recuerdos conscientes e inconscientes y dan lugar a emociones intensas y reacciones fisiológicas. La inseguridad del pasado invade nuestro presente.
Como nos explica Gabor Maté, el gatillo de un arma es una pieza pequeña, por sí sola inofensiva, pero es el elemento clave que activa todo el mecanismo del disparo. En esta analogía nosotros(as) somos el arma, nuestras emociones y experiencias pasadas son la pólvora que está preparada para surgir y los estímulos que de alguna manera recuerdan al evento traumático son el gatillo.
Sonidos, formas, palabras, olores que percibimos, emociones o pensamientos que tenemos y que nos recuerdan al evento vivido pueden volver a despertar la sensación de amenaza y desencadenar reacciones desproporcionadas en el contexto actual. Los gatillos colocan al pasado en el presente como si lo estuviéramos viviendo de nuevo.
Ejemplo desde la experiencia propia de María Macaya:
“Con el accidente de coche que tuve en el túnel de Monaco-Niza, la imagen de un túnel se volvió un desencadenante para mí. A partir de ese momento, cuando entraba en túneles sin controlarlo, cesaba mi respiración y me agarraba al azar de la puerta. Inconscientemente me preparaba para lo que temía que podría volver a ocurrir. Mi reacción no es lógica. Sé que los túneles no son tan peligrosos, pero mi cuerpo aún no lo sabía.”
Algunos desencadenantes son muy comunes:
Otros son menos esperados, pero en algunos casos igual de potentes.
Eckhart Tolle sugiere:
“Contempla el pensamiento,
siente la emoción,
observa la reacción.”
Un entorno seguro nos permite explorar nuestros desencadenantes y reconocer lo que despiertan en nosotros(as) y las respuestas consecuentes.
Desde la presencia podemos identificarlos, procesarlos y trabajar con ellos. Con el tiempo ganamos la capacidad de tener respuestas coherentes en el momento presente a los estímulos que se nos presentan.
Integrar la titración y la gradualidad en la práctica del yoga sensible al trauma son formas efectivas de trabajar con los desencadenantes y reducir su impacto.
Nota: la titración es una técnica especial para abordar las cosas a pequeña escala con el fin de evitar crisis y trabajar contenidos difíciles.
La titración permite pequeñas dosis de exposición seguidas de periodos de descanso mientras que la gradualidad incrementa la exposición de forma sistemática. Juntas estas técnicas ayudan a que la mente y el cuerpo se adapten y sanen de forma sostenible.
Estas dos prácticas pueden combinarse para lograr una sanación efectiva.
Un ejemplo de esto se puede ver en el manejo de alergias alimentarias. Primero se expone a la persona a una pequeña dosis del alimento y se espera unos días para observar si hay una reacción y permitir que el cuerpo descanse e integre la experiencia. Luego se incrementa gradualmente la cantidad del alimento permitiendo que el cuerpo se acostumbre a mayores dosis sin abrumarse.
En el contexto del Yoga Sensible al Trauma podemos aplicar estos principios seleccionando posturas desafiantes como las de equilibrio o invertidas que generan sesiones de inestabilidad o miedo.
Para evitar la sobrecarga podemos contar de 5 a 1 para establecer cuánto tiempo durará la postura brindando previsibilidad. Después volvemos a una postura de seguridad o recogimiento para reestablecer el equilibrio.
Con el tiempo integramos posturas más desafiantes o permanecemos más tiempo en la postura inicial para incrementar la resistencia al estímulo que causa el desencadenante emocional.
De esta manera la mente y el cuerpo se acostumbran gradualmente al estímulo reduciendo el miedo o la inestabilidad.
Estos enfoques cuando se aplican en un entorno seguro y con el apoyo adecuado permiten trabajar los gatillos y con el tiempo reducir su influencia sobre nuestras reacciones emocionales y comportamientos.
El objetivo final es devolver a esos gatillos su condición original, la de simples estímulos sin la carga emocional del trauma, permitiendo una vida más libre y equilibrada.
Fuentes:
Macaya, María. (2024). Yoga sensible al trauma. Sanando desde el interior. Plataforma Editorial. Barcelona. Pág. 154-157