Acá puedes escuchar y/o descargar la meditación “conexión con la naturaleza”. Abajo encuentras el texto.
Esta meditación está diseñada para reforzar nuestra conexión innata con la naturaleza.
La invitación es practicarla cerca de un árbol que te guste.
Si no, también lo puedes hacer con una planta, una fotografía, o la imagen mental de un árbol.
En primera instancia, puedes dedicar un momento para conectar con el árbol.
Podrías observar cómo se anclan sus raíces en la tierra, tocar su tronco y admirar el movimiento de sus ramas y hojas y cómo se filtra la luz entre ellas.
Incluso, si te es posible, percibe su aroma y el sonido de las hojas al moverse. Al trabajar con una imagen mental o una fotografía, intenta visualizar estos detalles con todos tus sentidos. La meditación que te presento a continuación tiene tres partes.
Puedes ir a tu ritmo y pasar el tiempo que necesites en cada una de ellas. Cuando te sientas lista o listo, busca una posición cómoda cerca del árbol.
Comenzaremos enfocándonos en la solidez de la tierra y las raíces que compartimos con el árbol.
Puedes prestar atención en el apoyo firme de la tierra bajo vos y permitir que tu cuerpo se relaje en este soporte.
Quizás quieras pasar unos momentos sintiendo que, al igual que el árbol, extiendes raíces hacia el suelo.
Es una oportunidad para conectar no solo con la seguridad que te ofrece el apoyo de la tierra, sino también para sentir cómo su energía vital y calmante te nutre y fortalece.
A tu propio ritmo, lleva tu atención al tronco, simbolizado por tu torso y columna vertebral.
Este soporte central te sostiene físicamente y además alberga las experiencias de tu vida, tanto alegres como desafiantes, forjando tu resiliencia y fortaleza interior.
Visualiza cómo este eje central distribuye la energía de las raíces hacia tu corazón y mente, fomentando el equilibrio y la armonía.
Cuando estés preparada(o), lleva tu concentración a las ramas y hojas que, como tus aspiraciones y sueños, se extienden hacia el cielo desde tus hombros.
Cada rama simboliza tus pensamientos y deseos que, con la firmeza de tus raíces y tronco, puedes expresar al mundo.
Cada hoja y cada flor también representa todo aquello que ya no necesitas y puedes soltar.
Es una oportunidad para reconocer el ciclo vital constante de dar y recibir, crecer y renovarse.
Si lo deseas, puedes empezar a integrar movimientos en tus brazos o tronco, emulando la flexibilidad y adaptabilidad de los árboles al entorno. Esto puede facilitar el proceso de liberación y transformación y de empezar a volver al mundo que te rodea.
Cuando termines, puedes volver a observar tu árbol y sentir la conexión entre ambos, una mezcla de fuerza, estabilidad y, a la vez, vulnerabilidad y capacidad de cambio.
Esta meditación es una invitación a profundizar en nuestra relación con la naturaleza, reconociendo en ella y en nosotras y nosotros la capacidad de ser fuertes y flexibles, de soltar y florecer.
Fuentes:
Macaya, María. (2024). Yoga sensible al trauma. Sanando desde el interior. Plataforma Editorial. Barcelona. Pág. 106-108