Las meditaciones y ejercicios que encuentras en este módulo pueden complementar una terapia y/o pueden contribuir a liberar tensiones y bloqueos físicos, restablecer el vínculo entre cuerpo y mente, recuperar la sensación de control y seguridad, y mejorar la regulación emocional. No sustituyen acompañamiento profesional cuando lo requieres o si la persona o grupo que acompañas lo necesita.
Acá puedes escuchar y/o descargar la grabación de la meditación guiada “El camino de las sensaciones físicas”.
A continuación encuentras el texto de la meditación “El camino de las sensaciones físicas”.
Quizás desees realizar esta meditación sentándote en una silla o sobre un cojín, en una postura cómoda, con tus ojos cerrados o semiabiertos, en este caso, dirigiendo la mirada hacia un punto fijo que invita a la calma.
Nuestra intención es hallar un equilibrio entre estabilidad y comodidad, cultivando a la vez la presencia y la alerta.
Imagina que un hilo invisible recorre tu columna vertebral, enraizando tu base y tus pies en el suelo, mientras eleva tu espalda y tu coronilla hacia el cielo.
Me gusta dedicar unos instantes para colocar mi barbilla paralela al suelo, abrir el espacio de mi pecho, llevando mis hombros hacia atrás y hacia abajo, y fijarme si tengo alguna tensión en las manos o en el rostro que pueda suavizar.
Tal vez a vos te gustaría hacer lo mismo. Una vez que encuentres la postura de meditación que resuena contigo hoy, te animo a que sientas tu respiración. Observa cómo el aire entra y sale por tus orificios nasales, cómo se mueven tus homóplatos con cada inhalación y exhalación, e incluso explora cómo tu abdomen y costillas se adaptan al ritmo de tu respiración.
Así, la respiración se convierte en un puente hacia las diferentes partes de nuestro cuerpo, permitiéndonos sintonizar con su estado.
Durante este momento de conexión, es posible que notes alguna sensación física que capte tu atención, como una tensión, pulsación, presión o incluso una sensación de vacío en alguna parte de tu cuerpo. A menudo estas sensaciones emergen en las manos o el pecho.
Sea cual sea tu experiencia, te invito a dedicar un momento a cada sensación, nombrándola: por ejemplo, “tensión”, “pulsación”, “dolor”, y luego ofreciéndole un espacio de aceptación sin juicio ni negación.
Puedes decir internamente: “Sé que estás aquí, y te acepto tal como sos”.
Ahora reflexiona internamente, si esta sensación pudiera hablar, qué diría.
Nuestras sensaciones físicas muchas veces son mensajeras de emociones internas como calma, nerviosismo, alegría o enfado. Aunque tendemos a enfocarnos en la emoción más dominante, es normal experimentar varias simultáneamente.
Si has reconocido alguna emoción a partir de tus sensaciones físicas, nuevamente te ofrezco la oportunidad de acogerla dentro de vos, reconocerla y aceptarla sin juicios.
De nuevo, le puedes decir a la sensación física que experimentas:
“Sé que estás aquí y te acepto tal como sos.”
Permanece en este espacio todo el tiempo que necesites, acompañando las sensaciones y emociones con las que te has conectado.
Es habitual observar cómo al reconocerlas y aceptarlas, su intensidad comienza a disminuir.
Al igual que las personas, las emociones a menudo sólo buscan ser vistas y aceptadas por lo que son.
Como último paso en este proceso, considera usar una frase interna, un movimiento o un gesto que te permita conectar aún más con la emoción.
Puede ser algo tan simple como sacudirte si sientes la necesidad de liberarte, darte un abrazo o colocar tus manos sobre la zona donde percibes la sensación, brindándote así cuidado y afecto.
Quizás encuentres otro gesto o movimiento que te ayude a procesar y a estar presente con lo que sientes de una manera que sea significativa para vos.
Fuentes:
Macaya, María. (2024). Yoga sensible al trauma. Sanando desde el interior. Plataforma Editorial. Barcelona. Pág. 79-81