Módulo 1: Fundamentos
Módulo 2: Primeros Auxilios Psicológicos
Módulo 3: (Auto)ayuda ante los síntomas post-traumáticos
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“Trauma con T mayúscula” vs. “trauma con t minúscula”

Trauma con T mayúscula

Los traumas con T mayúscula son aquellos que surgen de eventos que ponen en riesgo la vida objetivamente y que todo el mundo reconoce como traumáticos. Podemos vivirlos en primera persona, ser testigo o incluso escuchar sobre ellos para que sean potencialmente traumáticos. Una violación, una lesión grave, un incendio vivido, visto, escuchado, desafían nuestra capacidad de respuesta y marcan un antes y un después en nuestra vida.

Trauma con t minúscula

El trauma con t minúscula se refiere a traumas menores. Son eventos perturbadores pero que no se consideran clínicamente amenazantes.

Estos son sucesos cotidianos desafortunados y que hemos normalizado como la pérdida de un trabajo, una ruptura sentimental o sufrir acoso escolar. Ser víctima de microagresiones por discriminación, vivir en riesgo de exclusión o sufrir de soledad también pueden ser considerados traumas menores que no tienen clasificación clínica. Es importante reconocer la relevancia de estos traumas y darles la atención que merecen.

Del reconocimiento de la necesidad de sanación de traumas a la transformación

Se estima que un 20% de las personas que experimentan un evento traumático desarrollan trauma. Lamentablemente, esta cifra no refleja a aquellos que por vergüenza o falta de recursos no buscan ayuda. Tampoco contempla las heridas menos graves pero limitantes que afectan a una sociedad en la que el evento traumático es una parte inherente de su existencia.

La sanación, tanto el trauma con T mayúscula como con t minúscula, es posible. La distinción entre evento y trauma es crucial aquí.

No podemos cambiar un evento que ya ocurrió en el pasado.

Sin embargo, tenemos la capacidad de transformar el significado y efecto que tiene sobre nosotros hoy internamente.

Mediante la sanación tenemos la oportunidad de liberarnos y potencialmente de crecer y aprender. La resiliencia y el crecimiento postraumático nos ofrecen dos ventanas de esperanza.

La primera en la prevención del trauma y la segunda en el potencial crecimiento que puede surgir después de haber sufrido un evento traumático.

Espacio de reflexión: comportamientos adaptativos

Los eventos que ocurren durante la infancia forman la personalidad, 
los que ocurren durante la vida adulta la transforman.
  • ¿Alguna vez te has preguntado por qué eres como eres?
  • ¿Por qué hay ciertas cosas, situaciones o tipos de personas que te atraen y otras que te causan rechazo?
  • ¿Por qué te encuentras a menudo en el mismo tipo de relación, conflicto o amistad?

Esta reflexión nos invita a cuestionar qué partes de quienes somos se han instaurado como mecanismos de afrontamiento que se desarrollaron tras un trauma y que se han perpetuado.

No está en nuestra naturaleza temer las aglomeraciones, evitar las relaciones íntimas, desconfiar de nuestras capacidades o sobresaltarnos por el sonido de un portazo.

Algo malo pasó o algo bueno no ocurrió que nos ha hecho entender la vida de esta manera. Estos no son parte de nuestra personalidad y carácter sino aprendizajes integrados.

Fuente:

Macaya, María. (2024). Yoga sensible al trauma. Sanando desde el interior. Plataforma Editorial. Barcelona. Pág. 39-41